Un documento de ficción
El género documental tiene varias estrategias posibles. El cineasta puede, por ejemplo, concentrarse sólo en plantar la cámara y dejar que las cosas se registen solas. Puede, por ejemplo, disponer de elementos artificiales (dibujos, gráficos animados, incluso figuras retóricas) para buscar la precisión de una explicación. Puede, finalmente, optar por ficcionalizar momentos para dar una idea más o menos acabada de un suceso. La muestra, film de Lino Pujía, lleva un paso más allá la última alternativa: ficcionaliza para narrar un suceso verdadero. Suceso que ocurre después del rodaje del film en –digamos– “el mundo real”. Lo más rico de la película tiene que ver con su procedimiento. La historia surge a partir de la intención de la familia del artista plástico Antonio Pujía de realizar entre todos una muestra de esa obra. El realizador, hijo del pintor, registró algunas ideas y pronto optó por la reconstrucción de situaciones cuyos actores hacen “de ellos mismos”. El proceso que va desde que la obra nace hasta que la obra llega a su público implica un trabajo que la supera. El procedimiento del film es, ni más ni menos, la puesta en escena –metáfora interpuesta– de ese proceso. Después de todo, así como la familia ayuda a Antonio a preparar la exhibición, todos, incluyendo al propio Antonio, ayudan a Lino a realizar su película jugando a que no lo hacen. En este juego tierno de cajas chinas reside el interés de un film pequeño, pero mucho más rico de lo que simula a primera vista.