A algunos proyectos es mejor bajarle la persiana
Hay veces que es mejor dejar alguna ventana cerrada.
Las re-interpretaciones en el cine ocurren cada dos por tres. Desde la obra maestra que se te pueda ocurrir hasta de películas mediocres o las que son definitivamente malas. ¿El por qué? Bueno, la interpretaciones de las historias suelen ir cambiando con el paso del tiempo, algunas quedan obsoletas o envejecen mal. Otras, la mayoría (si son de las buenas), perduran y entran en una categoría que está siendo bastante explorada últimamente y pueden reflejarse en una simple expresión: “No era necesario”. Sin serlo específicamente, esa es la primera gran sensación de The Woman in the Window (2021) del laureado director Joe Wright, director de la aclamada popularmente Orgullo y Prejuicio (2005). Ahora vamos a lo nuestro y al por qué de semejante introducción; La trama de ésta cinta trata sobre Anna Fox (Amy Adams) una mujer que vive sola en su casa, de la cual no puede salir por sufrir agorafobia y que en un primer vistazo está luchando con el dolor de haber perdido a su pareja y de sufrir demasiado su dificultad para salir de su hogar, por todo esto, ella se dedica a espiar a sus vecinos (¿ya ven a qué iba la introducción? 🙄)
Todo va a cambiar para Anna cuando una noche, su vecina (Julianne Moore) llame a su puerta y después de encaminar lo que parecería ser una amistad a futuro, al regresar a su casa y Anna a su espionaje nocturno, es testigo de como su nueva amiga es asesinada en su departamento. A partir de ese momento, desesperada por lo que acaba de ver, Anna deberá convencer a la policía local de que su vecina fue asesinada por su esposo (Gary Oldman) en lo que será un tira y afloje interminable hasta tal punto que Anna deberá hacer lo imposible para demostrar su cordura.
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Por si no se han dado cuenta o no son muy seguidores del cine clásico, esa es básicamente la trama de La Ventana Indiscreta (1954), una de las obras más reconocidas de Alfred Hitchcock. Pero ojo, que ésta no es la primera vez que alguien quiere usar su fabulosa premisa y contar su propia historia ya que en 2007 y bajo el nombre de Paranoia el director D.J. Caruso y la estrella Shia LaBeouf hicieron una re-interpretación honorable que incluso el mismo Hitchcock estaría orgulloso de ellos. Pero ese no es el caso con ésta película ya que no sólo se da el tupé de calcar planos y movimientos de cámara de aquella icónica película del 54 pero con eso no basta y ni siquiera alcanza para salvar un guion totalmente errático y repleto de elementos que hacen dudar al espectador de si seguir viendo la cinta o no. Tracy Letts y A.J. Finn son los encargados de escribir el guion en donde metieron, y mezclaron, cuanto estilo pudieron y quisieron. Tiene drama, tiene terror, tiene surrealismo, tiene momentos de slayer y algún que otro segmento en donde quisieron jugar en el terreno onírico pero sin ir a fondo. Pero claro, todo esto viene en un paquete vendido con moño como lo es el gran desarrollo técnico de la película. Los movimientos de cámara, la fotografía, la musicalización. Todo es bastante bello de ver y oír, pero el contenido es tan poco destacable que toda la labor técnica se ve desperdiciada.
Quizás el único aliciente que tenga la película y lo que haga que sea una producción que todos la tengan en su lista de pendientes, es el sobresaliente elenco que tiene ya que, más allá de Adams, Moore y Oldman, están Wyatt Russell, Jennifer Jason Leigh y Anthony Mackie. Obviamente todos ellos atados a las páginas de un mal guion lo máximo que pueden hacer es intentar trasponer las emociones de los personajes y eso lo hacen relativamente bien. Básicamente el gran problema de ésta película que mucho prometía y al final poco otorga, es la cantidad innecesaria de aspectos por abarcar y no centrarse en uno sólo. No está mal querer jugar con varios estilos y géneros, pero con una limitada cantidad puede suceder, no con tantos. Por eso hay veces que es mejor mantener algunas ventanas cerradas.