Piña, patada, emoción, sonrisas. Una protagonista que rebosa de personalidad e ideales. Qué glorioso toparse con un comic filmado como corresponde. Es posible que Mujer Maravilla no esté a la estatura del Superman de Richard Donner o de los filmes de Batman de Christopher Nolan & Tim Burton pero, rayos, es por lejos lo mejor que ha ofrecido la DC en muchísimo tiempo.
La gracia del filme reside en las mujeres responsables del mismo. Gal Gadot, bella, carismática y rabiosa; Patty Jenkins, directora de talento olvidada por Hollywood y rescatada en el momento justo. Claro, hoy todos alaban a la Jenkins - la gran salvadora del Universo Cinemático DC en el momento en que se asomaba al abismo -, pero nadie se acuerda que, hasta hace dos días, no le ofrecía trabajo ni el loro. La Jenkins tuvo que remar durante 14 años - luego de su sensacional Monster (2003) - para que alguien le diera la oportunidad de rodar otra película. En el medio, claro, tuvo que comer y pagar el alquiler, y una cineasta de su calibre terminó condenada a rodar toneladas de enlatados televisivos para ganarse el sustento. Una prueba cabal, escalofriante e indignante, de la mentalidad machista imperante en las altas cúpulas de los estudios de Hollywood.
Pero Wonder Woman es su regreso con toda la furia y, salvo una injusticia monumental, es imprescindible que la Jenkins regrese a las grandes ligas. Sorteándose toda la oscuridad de Burton y Nolan (y el fallido dramatismo de Snyder), la Jenkins ha regresado a la fuente primigenia que es el Superman de Richard Donner de 1978. ¿Por qué admiramos a un héroe?. He aquí la respuesta, simple e inteligente: porque es interesante, idealista, carismático y defiende al débil aún cuando tenga todas las bazas en su contra. Diana de Themyscira es una defensora a ultranza de la paz y de la vida humana, una extranjera que ve con curiosidad y humor las costumbres humanas, y que no duda en saltar frente a las balas a la hora de defender a un inocente. Y cuando semejante personaje entra en acción - ya convertida en una fuerza de la naturaleza, imparable, decidida -, resulta épico. La sensacional escena en donde la Gadot se cansa de la guerra de trincheras - la cual ha llevado la muerte y la inanición a los refugiados que están en su territorio - y salta a la "tierra de nadie" para pulverizar las lineas germanas es sencillamente gloriosa. Es la simpleza del razonamiento lineal: si los heridos están aquí y la comida y las medicinas están allá, ¿por qué no sacar los obstáculos - léase, miles de soldados germanos - y tomarlos directamente?. No es efectismo hueco sino heroísmo admirable al mejor estilo Christopher Reeve, con la diferencia de que la Gadot destila ferocidad. Al mejor estilo Hulk, la mina arremete y tira abajo edificios enteros con una convicción admirable. Una increible elección de casting para un increíble personaje.
Ciertamente hay muchas decisiones inspiradas en Wonder Woman; una de ellas es setear la acción en la inusual época de la Primera Guerra Mundial - algo nunca visto siquiera en el comic -. Como el Capitán América, la Mujer Maravilla es una heroina patriótica de la Segunda Guerra Mundial - nacida de la inspiración de William Moulton Marston en 1941 -, una defensora de los valores americanos que pretende derrotar a los villanos con la justicia, la paz, el amor y la verdad. Claro, todo esto suena a una cursilería terrible pero era algo que Moulton Marston estaba convencido hasta la médula - su pensamiento y su vida es algo digno de una película de por sí mismo -, y lo cual convertía a Wonder Woman en un comic apetecible para el público femenino. Con las ventas en alza de manera sostenida, la Mujer Maravilla pronto se convirtió en un ícono de la DC, ubicándose al lado de Batman y Superman como uno de los personajes mas populares de la editorial.
Pero, al igual que la tortuosa carrera artística de Patty Jenkins, la calidad y popularidad de Wonder Woman no le alcanzaron como para que alguien le diera un voto de confianza y produjera una adaptación del personaje fuera del mundo del comic sino hasta décadas después de su creación. El primero que se animó fue William Dozier en un fallido piloto de TV en donde la heroína era tomada para la broma - claro, Dozier quería repetir la fórmula del megaéxito que había obtenido con Batman (1966) -. Luego vino un rarísimo telefilme en 1974, en donde la amazona era una especie de figura pública - nada de identidades ocultas - que trabajaba para el gobierno cazando espias. Entre el bizarro vestido de Cathy Lee Crosby y el inusual manoseo de la mitología del personaje, lo cierto es que tampoco prosperó. En el 2011 cocinaron otro engendro con Adrianne Palicki, la cual funcionaba como una especie de agente corporativa (Themyscira era una empresa que la patrocinaba!!) que trabajaba para el gobierno. De todos estos experimentos el único que funcionó - y aún resulta memorable - fue la serie con Linda Carter de 1975 - 1979, tremendamente respetuosa de la esencia del personaje y con la mezcla justa de aventuras y humor camp.
Ahora la princesa amazona ha obtenido la representación digna que tanto le fue demorada. No es un filme equilibrado - las piruetas físicas de las amazonas resultan demasiado exageradas (algo así como un ejército de Legolas pasadas de cafeina); el climax termina cediendo a las presiones de Snyder para meter una orgía de efectos especiales; el villano es blando y olvidable - pero, durante el 90% del viaje, funciona de maravillas. Ya sea la quimica entre la Gadot y Chris Pine - reducido a segundo banana, y saliendo con dignidad del triste rol de "objeto romántico masculino" -, las peripecias de la amazona en el mundo moderno, y el descubrimiento de los absurdos de la supuesta civilización humana, la cual esconde mas barbarie y miseria de lo que uno piensa.
En sí, Wonder Woman funciona como una mezcla de Thor y Capitán América pasada de estrógenos. El tono vintage se agradece, el desarrollo lento y maduro también. Es mas que probable que la película seduzca hasta los fans mas acérrimos de la Marvel, ya que tiene todos los condimentos que hacen funcionar tan bien a los productos del estudio del logo rojo. Quizás algunos secundarios no están bien explotados - como la doctora Veneno o el trio de torpes aventureros que acompaña a los héroes - pero otros son muy satisfactorios, sea el feroz cameo de Robin Wright o la dignidad que aporta una sorprendentemente efectiva Connie Nielsen.
Es una lástima que, por una imperativa de marketing, deseen desembarcar a la Mujer Maravilla en la época presente en los proximos capítulos de la saga. El escenario de la Primera Guerra Mundial es tan inusual como fascinante, pero los ejecutivos del estudio deben creer que nadie quiere ver dramas de época. Salvo detalles aqui y allá Mujer Maravilla es una fantástica película, un deleite para el fan comiquero que ve - al fin - una adaptación respetuosa de uno de los personajes mas importantes del panteón DC... un logro que, espero, inspire al resto de los directores reclutados por DC / Warner Brothers para que obtengan versiones tan logradas, fieles y emocionantes de sus personajes como la que Patty Jenkins ha logrado materializar aquí.