Wonder Woman tenía mucho que demostrar. No sólo por ser venir a tratar de limpiar un poco el sabor amargo que dejaron las últimas películas de este nuevo universo cinematográfico expandido de DC Comics y Warner Bros. Pictures (luego de las, cuanto menos, polémicas Batman v Superman y Suicide Squad), sino también por ser la primera película de superhéroes en la historia protagonizada por una mujer. Así es: por más inaudito que suene, Wonder Woman, un personaje que tiene casi 76 años (fue creada por William Moulton Marston en 1941) y que sin lugar a dudas es un ícono mundial, jamás había sido trasladada a la pantalla grande. De hecho, su última aparición live-action fue hace casi 38 años, cuando terminó la recordada serie televisiva protagonizada por Lynda Carter. Como verán, el peso que tenían sobre sus hombros, y de manera casi injusta, Gal Gadot y la directora Patty Jenkins era demasiado.
Wonder Woman es una "historia de origen", hecha y derecha. Zack Snyder (por más que le pese a algunos, la historia es una semilla suya) y Allan Heinberg (productor y guionista de series como The O.C., Grey's Anatomy y Sex and the City, que además tiene experiencia escribiendo al personaje en los cómics) nos muestran a Diana desde su infancia como una niña impetuosa y deseosa de aprender el arte del combate. Y no es para menos: Diana es una amazona, mítica raza de mujeres creadas por el mismísimo dios Zeus para ayudar al hombre a hallar su camino y derrotar de una vez por todas a Ares, el dios de la guerra. Las amazonas, lideradas por la Reina Hipólita (Connie Nielsen) y comandadas por la General Antíope (Robin Wright) viven en la isla de Temiscira, aisladas por completo del resto del mundo. A pesar de que al principio Hipólita se niega a que Diana sea entrenada, por motivos que mantiene en secreto, la joven consigue su aprobación y crece decidida a ser la mejor guerrera de todo Punta del Este. No pasará mucho tiempo hasta que eso sea puesto a prueba cuando Steve Trevor (Chris Pine), un piloto y espía británico, colisiona con su avión en las aguas cercanas a la isla. Diana lo rescata y lo lleva a la costa (lucky guy!), pero Steve estaba siendo perseguido por el ejército alemán tras haberles robado sus maléficos planes (!). Lo mítico y lo real colisionan en un impresionante enfrentamiento entre amazonas con arco y flecha y alemanes con armas de fuego, con bajas en ambos bandos por supuesto. Steve entonces es "interrogado" (lazo de la verdad mediante) y confiesa que robó el diario de la Dra. Maru, alias "Dr. Poison" (la española Elena Anaya), quien, bajo la supervisión del General Ludendorff (Danny Huston interpretando a una figura histórica real del ejército alemán), está a punto de crear un gas letal que provocará millones de muertes inocentes. Con toda esta nueva información encima, y totalmente segura de que este enfrentamiento bélico debe ser provocado por Ares (porque, claro, los humanos seríamos incapaces de pelearnos entre nosotros), Diana decide birlarse el kit completo de batalla (espada legendaria anti-dioses, escudo y armadura sexy pero-no-tanto) y partir junto a Steve a Europa, para acabar con Ares y la guerra de manera definitiva.
En lo que resulta una acertada decisión, la trama comienza sin mayores vueltas ni conexiones al resto del universo DC; tampoco hay molestos flashbacks intermitentes, con la historia "yendo y viniendo" constantemente. A los pocos minutos de iniciada la película, Diana Prince comienza a recordar su infancia y su pasado en Temiscira, y hasta que no termina su primera aventura como superheroína en la civilización occidental, no deja de recordarlo. Esta continuidad en el desarrollo, que a primera vista puede parecer simplona, permite que la narración sea fluida y sin cambios innecesarios de ritmo. El cambio se manifiesta más bien desde lo visual: los paisajes paradisíacos de Temiscira, con sus playas de arena blanca y sol radiante, se ven reemplazados por la gris y sucia Londres industrializada. El abrupto contraste en la paleta de colores entre un escenario y otro no es azaroso: todo sirve para reforzar el concepto de que... chicos, ¡Diana es un pez fuera del agua!
La química entre ambos protagonistas es perfecta. Cada vez que Diana y Steve están juntos en pantalla, ya sea intercambiando miradas cargadas de tensión sexual o con la amazona tratando de comprender el concepto del matrimonio, las reacciones de ambos resultan totalmente creíbles; como espectador, querés verlos juntos todo el tiempo posible. Chris Pine no solo le brinda a Steve Trevor sus ojos claros de héroe de acción, sino que también le aporta una cuota de respetuosa picardía y escepticismo a lo que experimentó en Temiscira: a pesar de que le cuesta creer todo lo que le cuenta Diana, Steve jamás la ningunea ni se burla de ella. De hecho, tampoco lo hace su secretaria, Etta Candy (una genial Lucy Davis que se roba cada escena en la que participa).
Ya lo mencioné en su momento en la review de Batman v Superman, cuando destacaba a Gal Gadot en su breve participación. Gadot nos tapó la boca a todos, y me incluyo entre los que criticaron la elección de la actriz israelí cuando se conoció la noticia hace unos años. Su Diana Prince/Wonder Woman es tan pero tan encantadora y fascinante que sinceramente va a ser difícil visualizar al personaje con otro rostro que no sea el suyo a partir de ahora. Hay una dulzura y una bondad en cada mirada y cada sonrisa de la actriz que resulta apasionante contemplarla; cada vez que Gadot sonríe, se ilumina la pantalla. A diferencia del Capitán América de Marvel Studios (paralelismo que más de uno va a pretender hacer), Wonder Woman no viene de una época diferente: viene de una sociedad totalmente distinta, viene de vivir en una burbuja. Como resultado, nos encontramos ante un personaje con una ingenuidad y una inocencia tan cautivantes como novedosas en el género. Diana es capaz de sorprenderse al probar por primera vez un helado de la misma manera que al ver un bebé en la calle o ante la falta de decisión de los líderes militares. Pero, y esto es importantísimo en la construcción del personaje y en el lugar que se la da como mujer, esa ingenuidad jamás la representa como una tonta, sino que se utiliza para cuestionar nuestras (por momentos arcaicas) costumbres e ideologías en una sociedad supuestamente moderna y civilizada. Las escenas de humor jamás ridiculizan a Diana; todo lo contrario, nos ridiculizan a nosotros (y merecidamente).
Detrás de las cámaras, Patty Jenkins no tendrá la muñeca ni la destreza visual para las escenas de acción que sí tiene Snyder (algo que no le podemos objetar al polémico Zack), pero aún así logra distinguirlas de las vistas previamente en el DCEU: Wonder Woman tiene su propio estilo de pelea al ir alternando ataque/combate/lazo/embestida, etc. El look de la película también logra diferenciarse, remitiendo sólo por momentos al "filtro Snyder". Para ser recién su segundo largometraje (luego de Monster, en 2003, film por el cual Charlize Theron se llevó un Oscar), la Jenkins sale posicionada de manera impecable. Y tengan en cuenta esto: es la primera directora en la historia de Hollywood responsable de una superproducción de 150 millones de dólares. Go, girl!
Pero nada ni nadie es perfecto, y esta no es la excepción. Algunos elementos de la trama (que no puedo detallar porque ¡spoilers!) pasan sin mucha explicación, mientras que "la revelación" no tiene mayor resonancia dramática porque no hay con quién compartirla. Pero quizás lo más flojo es el combate final: en parte porque la presencia de Ares termina siendo algo casi anecdótico (la historia deja en claro que el verdadero enemigo es la guerra en sí misma), y en parte porque la escena de Diana en "No Man's Land" es tan pero tan contundente, te resuena tanto a nivel emotivo en las entrañas (ustedes saben a qué me refiero), que la pelea final repleta de CGI se queda a mitad de camino. Pero... ¡hey, son superhéroes! Si no pelearan al final nos estaríamos quejando del anti-clímax, porque somos así de inconformistas y quejosos.
Sin lugar a dudas, Wonder Woman se convertirá en un ejemplo para el público femenino y hasta para las cineastas. Para millones de fans, el personaje retomará su lugar como quizás el mayor ícono femenino de la cultura pop. Y está perfecto, porque se lo ganó merecidamente durante décadas. Pero por suerte la película trasciende todo eso, careciendo de cualquier speech anti-patriarcal. Porque es tan buena que no lo necesita. El marco histórico-social de la primera Guerra Mundial permite que la postura políticamente feminista del film (que por supuesto la tiene) sea mucho más sutil, que esté oculta a simple vista en los detalles: sí, Diana usa una pollera para luchar, pero dista muchísimo de la malla calada que vistió durante décadas en los cómics; los militares la tratan despectivamente cuando irrumpe en el concejo de guerra británico, pero aún así les demuestra ser más culta y sensible que todos ellos juntos; y ni hablar del respeto con el que la trata Steve, aún cuando descree de todo ese cuento de asesinar a Ares para acabar con la guerra.
El momento en el que Diana, tras ver de cerca y con sus propios ojos la cruda realidad de la guerra y sus consecuencias en el campo de batalla, decide asumir de lleno su rol es sumamente emblemático. Cuando la ves saliendo de esa trinchera, decidida a tomar acción en la batalla, rechazando las balas de los alemanes con sus brazaletes, y comienza a correr... se te pone la piel de gallina. Más de uno/a va a lagrimear (sé que yo estuve cerca pero logré contenerme porque tengo barba).
No obstante, hay otro momento en particular, muy breve, que representa a la perfección al personaje. Cuando uno de los miembros de este improvisado escuadrón armado por Steve cree que quizás sea mejor que se retire del combate (lo llevaron para cumplir una tarea y no pudo hacerlo), Diana, con una leve sonrisa y una mirada compasiva, casi maternal, le responde "Si tú te vas, ¿quién nos va a cantar?". Son esos gestos desinteresados, sinceros, y repletos de amor los que engrandecen al personaje y la convierten en verdadera merecedora del rótulo de héroe. Sí, mucho más que cierto Hombre de Acero y cierto Caballero Oscuro.
VEREDICTO: 8.5 - MÁS WONDER WOMAN POR FAVOR
Como habrán notado, esta review carece de epítetos ultra-feministas que suenan hermosos pero que, en definitiva, no aportan mucho a la reseña. Mujer Maravilla es una gran película simplemente porque es una gran película, porque se vale de sus propios medios para serlo: un personaje formidable, una interpretación acertadísima de Gal Gadot, una pareja protagonista con una dinámica perfecta, las dosis exactas de humor/acción y, principalmente, muchísimo corazón y sentimiento. Punto. Que sea la primera superheroína en la historia del cine en protagonizar su propio film es la reluciente cereza de una torta imperdible.