La extraña dama
A mediados de los ochenta ya existía una grieta: o eras de DC o eras de Marvel. Este último supo a lo largo de la historia llevar a sus personajes a ensamblarlos junto a las modas que iban surgiendo. En cambio DC siempre se mantuvo más constante y su evolución se vio a largo alcance, aportando una mirada más adulta a un mundo comercialmente dominado por los globos de colores de “la casa de las ideas”.
Aunque no lo crean, esta fisura aún se mantiene en las adaptaciones cinematográficas que ambas editoriales encararon. Marvel ajusta sus cómics más recientes a la pantalla grande, mientras que DC se encarga de llevar sus historias de los ochenta. Y es de allí que uno se sienta a ver un film de Marvel y se retira de la sala con una carcajada. Las escenas se desarrollan de la forma chiste-acción-chiste-explosión-chiste, lo que a la larga nos termina dando esa sensación de placer culposo. Y con DC sucede todo lo contrario. Recordar la primera escena de Batman V. Superman para entender a qué me refiero. Y desde luego que a la distancia encontramos que esta película ha tenido fallas, pero definitivamente no es una película más para niños ni las que los adultos comiqueros están acostumbrados a ver en esta era.
Y llegó finalmente Wonder Woman, con toda esa mochila tras su espalda cargada de tener que “salvar” a DC, ser lo suficientemente inteligente como para gustar pero sin tratar al público de idiota, demostrarle a todos que tetas más grandes no garantizan una mejor película y que chistes malos tras chistes malos ya es figurita repetida. Y el resultado es extraordinario.
Comencemos por uno de los factores más interesantes de la película. Diana (Gal Gadot) es la princesa de las amazonas (una raza de guerreras pacificadoras que fueron creadas por Zeus) y siendo una niña escucha las historias que su madre Hipólita (Connie Nielsen) le cuenta acerca de Ares y su regreso algún día como el dios de la guerra. Su tía Antíope (Robin Wright), creída que realmente eso sucederá y deben estar preparados para un futuro conflicto, la entrena durante toda su vida. Años más tarde el piloto y espía Steve Trevor (Chris Pine) se estrella en la isla de Temiscira, un paraíso perdido que está oculto a los ojos de los hombres. Con él llega el enemigo y Diana descubrirá que más allá de su tierra existe una guerra que podría finalizar con todos los hombres. La princesa cree que Ares es el responsable de tal destrucción y emprende su viaje fuera de la isla junto a Steve, llevando consigo la espada Godkiller.
El guion está a cargo de Geoff Johns, importante guionista de cómics, a quien se le nota la buena pluma para adaptar la esencia del personaje y generar los balances entre la acción y la emoción. Vemos en un principio la mitología que envuelve a la Princesa Diana para pasar luego a su intento de adaptación al nuevo mundo hundido en la guerra, con algún toque de humor que no desentona, donde le tocará vivir como lo hacen los hombres y llegar a entender si el culpable de la guerra es Ares o proviene de la naturaleza de los mortales.
Por el lado de la dirección, el mayor logro de Patty Jenkins fue llevar al personaje creado por William Moulton Masrton hace más de 75 años al nivel de despreocuparse por lo que pueda suceder a futuro. Le consignó a esa mujer el poder necesario como para desarrollar su historia centrada justamente en ella misma. Podrán decir que los villanos (Elena Anaya como Doctora Veneno y Danny Houston como el militar alemán) no están tan bien desenvueltos, pero coincide con la consigna de que es una película sobre Wonder Woman, y la coloca a ella en el centro de todo. Entendió a la perfección el personaje y resaltó sus valores y habilidades.
Respecto a Gal Gadot, qué decir más que ella es la Mujer Maravilla. Transmite fortaleza, carisma valentía, belleza, bondad. No podría hacerlo otra actriz. Al igual que cuando hace su aparición en Batman V Superman con el traje de heroína, en esta película cada aparición suya hace que la pantalla encandile. Y Chris Pine funciona correcto como el interés amoroso. La química entre ellos traspasa y es el puntapié para que esta princesa se acerque a los humanos.
La fotografía es otro gran acierto de la película. Tenemos colores luminosos al inicio, donde los sucesos se presentan en el idílico mundo de Temiscira, esa isla en la que solo viven mujeres amazonas. Y luego pasamos a los matices más sombríos y oscuros, característicos de DC. Y el soundtrack también se compone de melodías aceptables, sin olvidar de la canción con la que ya recordaremos a Wonder Woman por siempre en el cine, a partir de su inserción en la banda de sonido del film anterior junto a Batman y a Superman.
La Mujer Maravilla, al igual que DC en los cómics, se permitió dar de golpe un paso agigantado en materia de adaptaciones. El drama y la acción no logran superponerse en ningún momento y han sabido transmitirnos el cariño y respeto con el que llegaron a hacer esta película. Podremos encontrar algunos lugares comunes como el uso exagerado del CGI, pero en líneas generales la película es recibida con aplausos y victoriosa. Llevar a la pantalla grande una historia de este tipo interpretada por una mujer no hace más que hacernos dar cuenta que es necesario abrirle la puerta a otros personajes femeninos que esperan ser vistos.