Es una epopeya histórica sobre hechos reales, no debidamente documentados, del reino de Dahomey, en África, en los siglos XVIII y XIX. En el centro se ubica una líder guerrera y su ejército de mujeres célibes, famosas por su heroísmo, implacables en las batallas. El film que realizó Gina Prynce-Bytherwood lo tiene todo para transformarse en un éxito de taquilla, y en contener también lo políticamente correcto de nuestros días. Primero pone como protagonista a una electrizante Viola Davies que le da espesor trágico a su líder militar, mezclando sororidad con sus subordinadas, pero con la fiereza del entrenamiento militar que considera necesario. Es una mujer que enfrenta sus propios fantasmas y que es capaz de cuestionar el tráfico de esclavos que no solo llevaban adelante los blancos, sino las tribus triunfantes que destinaban a sus enemigos a la esclavitud. Las escenas de acción, dentro de un marco colorido, de gran perfección en los rubros técnicos, son feroces y sangrientas, enérgicas las tomas de entrenamiento, impresionantes las protagonistas. El problema es que en esta historia que trae remembranzas de ciertas partes de El rey León, algo así como “Corazón Valiente” trasladado a otro continente y con mujeres, tiene en el melodrama extendido su defecto, con una historia que se presenta confusa, y que se siente pesada y reiterativa en los terribles sufrimientos. Con menos duración sería más redonda. Sin embargo entre Viola Davis, sus compañera Thuso Mbedu, Lashana Lynch, Sheila Atimy John Boyega mas las impecables escenas de lucha hacen de esta producción un film atractivo que seguro tendrá su saga.