El director Martín M. Oesterheld manifestó previo a la proyección que el tema de su película era el tiempo. Si bien es un factor en estos 55', creo que se trata más bien de una película sobre el espacio. Su mirada está puesta en las personas que transitan ambos predios, en aquellos que los habitan, y si bien ambos lugares representan huellas de la historia, es en su condición de espacios y en el modo de filmarlos en donde se revela su verdadera belleza.
Entre los personajes que circulan estas zonas se destacan dos inmigrantes rusos, después de todo son los únicos que tienen voz, con los que la mirada cobra una dimensión completamente diferente. Con una atmósfera que no se quiebra, con imágenes muy seductoras de un tono casi lúgubre, se revela el mayor logro de Oesterheld a partir de esos dos sujetos: el filmar Villa Lugano como si se tratara de Europa del Este.