Ante todo, "La música de mi vida" tiene un enfoque original. En el último tiempo, cuando se habla de rock en la pantalla grande, uno sólo tiende a pensar en biopics ("Bohemian Rhapsody", "Rocketman"). Esta vez la cámara se ubica del otro lado: la película cuenta la historia de un fan de Bruce Springsteen un tanto particular, Javed, un adolescente de origen paquistaní que vive en una ciudad gris del norte de Inglaterra a fines de los 80. Javed lleva todas las de perder: sufre los embates de un padre autoritario y conservador y está creciendo en la Inglaterra de Margaret Thatcher, con desempleo y conflictos racistas. En este contexto asfixiante, el chico encuentra su tabla de salvación cuando un compañero de escuela le pasa dos cassettes de Springsteen. Y cuando temazos como "The Promised Land" o "Darkness On The Edge Of Town" suenan a todo volumen en el cine, el espectador también podrá experimentar de qué "salvación" se trata. Basada en una pintoresca historia real, "La música de mi vida" es un típico filme "coming of age": refleja la llegada del protagonista a la primera adultez y su necesidad de encontrar un lugar por fuera de la familia. Sin embargo, dentro de esta estructura un tanto rígida, la directora Gurinder Chadha logra construir un personaje que vibra y emociona. La película transmite muy bien el sentimiento de empatía que provoca la música de Springsteen. El protagonista se siente comprendido por primera vez a través de las letras de su ídolo, y las canciones funcionan como su disparador de coraje para enfrentarse al mandato paterno. De refilón, la película también consigue retratar un tiempo que parece muy lejano: los días en que el rock cambiaba la vida de las nuevas generaciones y las animaba a ser distintas y mejores.