Esta película inspirada en un caso real se centra en un adolescente británico de origen paquistaní que crece en una estricta familia y en un clima racial complicado en los años ’80 hasta que su vida cambia cuando descubre a Bruce Springsteen. Una fábula musical inocente pero bienintencionada sobre esas canciones y artistas que nos cambian la vida.
Me tocó otra de esas críticas que tengo que escribir desde un inevitable costado autobiográfico. Para alguien como yo, de similar edad a la del protagonista de LA MUSICA DE MI VIDA y que creció escuchando a Bruce Springsteen, de manera un tanto incomprensible, en una localidad remota de la zona sur del Gran Buenos Aires, era imposible que una película que se centra, más que nada, en esa misma experiencia, no me tocara de cerca. Las circunstancias particulares pueden ser distintas, pero si se va a lo profundo quizás no tanto: un adolescente judío en los ’80 en Burzaco podía estar igual de perdido y ser potencialmente tan marginal como Javed, el protagonista de este film de Gurinder Chadha, habitante de Luton –en las afueras de Londres– y de estricta familia pakistaní. Y más si soñaba con algún día convertirse, como el tal Javed aquí, en escritor o periodista.
Suelo usar estas aclaraciones porque estoy convencido que muchas películas nos tocan desde la cercanía o similitud de la experiencia. El trabajo crítico, no hay duda, es el que debería permitirnos determinar hasta qué punto esa conexión está lograda en las películas en cuestión o no, de la misma manera que nos permite apreciar experiencias que no tienen nada que ver con la nuestra. Pero BLINDED BY THE LIGHT, tal vez por abrazar sin disimulo una admiración musical compartida, se vuelve aún más un relato que te habla en primera persona. Resumido de otro modo: es imposible que una película así no toque a alguien que comparte muchas de esas experiencias al punto de querer mirar de la mejor manera posible sus inocultables defectos.
El film de Chadha (BEND IT LIKE BECKHAM) no solo trancurre en los ’80 sino que parece hecho en esa década. De hecho, hasta me atrevería a decir que es hasta old fashioned para ese entonces y que se parece más a esas películas de los ’50 acerca de jovenes que descubrían el rock and roll para el fastidio y enojo de sus estructurados y conservadores padres. Acá estamos en Luton, ciudad obrera a 50 kilómetros de Londres, en plena crisis económica británica, con Thatcher en el poder, fábricas cerrando y poblemas raciales cada vez más violentos entre los blancos ingleses más racistas y los inmigrantes pakistaníes. Pero lejos está Chandra de acercarse al realismo sucio o seco de films de Ken Loach, Mike Leigh o Alan Clarke. Ni siquiera a los títulos de Stephen Frears (SAMMY AND ROSIE VAN A LA CAMA, MI BELLA LAVANDERIA) y otros que en esa época pintaban la difícil experiencia urbana de los inmigrantes pakistaníes, varios de ellos escritos por Hanif Kureishi en base a su propia vida. No, LA MUSICA DE MI VIDA parte de ese universo para crear una feel good movie, una celebración del rock como lazo emocional que puede permitir a un adolescente asomar la cabeza al mundo en medio de difíciles circunstancias.
Más cerca de SING STREET o SUNSHINE ON LEITH (o hasta de películas de Bollywood que tratan de congeniar estéticas tan aparentemente opuestas como el realismo social y el musical pop) que de esas referencias citadas, la película de Chadha cuenta la historia de un adolescente de 16 años que crece en medio de una relativamente estricta familia de inmigrantes pakistaníes soportando las agresiones externas de quienes quieren echarlos de allí y de las internas, más que nada de su tradicionalista y conservador padre que solo quiere que haga dinero, estudie y trabaje para ayudar en la casa, sin pensar en sí mismo. Y eso se pone aún peor cuando el padre es echado de su trabajo en la fábrica de General Motors.
Javed escribe un diario, poesía y letras para un amigo/vecino blanco que quiere tener una banda pop glamorosa mucho más en boga en Gran Bretaña entonces que la épica “americana” de Bruce. Pero a través de un amigo también musulmán pero más “conectado” con el mundo y mucho más seguro de sí mismo, el tímido y solitario Javed descubre la música (y, especialmente, las letras) de Springsteen y su mundo interior cambia radicalmente. A partir de conectar con esos textos que hablan de escapar de pueblos quedados, de tomar la ruta y no dar vuelta atrás, que reflejan el sufrimiento cotidiano que personas que deben ir a trabajar a una fábrica todos los días y que encuentran las palabras justas y tiernas para hablarle a las chicas, Javed se atreve a ser más él mismo. Algo que, claro, le traerá algunos cuantos problemas en casa y afuera.
BLINDED BY THE LIGHT bordea en muchos momentos el ridículo –en la manera entre inocente y directa en la que pone en escena estos conflictos–pero es tan pero tan cálida y convincente en su devoción adolescente por la posibilidad de ser “salvados por el rock and roll” que uno termina aceptando el tono que propone. Uno se conecta con la historia y su relación con la música de Bruce a partir del fervor que ambos le ponen a sus performances. La película es una fantasía pop (por más que esté inspirada en un caso real) y si bien las canciones de Bruce van por el lado del realismo suburbano, la devoción y pasión de ambos nos convencen de que, más allá de las diferencias formales, ese romanticismo exacerbado y épico es posible tanto en Asbury Park, New Jersey como en Luton, England. En cierto punto, algo similar lograba John Hughes en sus películas de los ’80, aunque con un mayor grado de sutileza en las conexiones y referencias.
La película tiene varios problemas y uno de ellos es que la música de Springsteen no se presta fácilmente para números musicales convencionales (uno en el que intentan hacer a un grupo musical callejero con un lider vestido de Michael Jackson bailar al son de “Born to Run” no funciona) y sí, en cambio, se presta para gente corriendo, viajando en auto o bicicleta. Esa sensación de querer escapar de Luton la consigue Chadha en algunas escenas en las que la música y la letra capturan a la perfección un momento, como esa en que ambos amigos “toman de rehén” a la radio del colegio y ponen el disco “Born To Run” entero–, pero en otros la película bordea la vergüenza ajena. Es ahí, creo, que el ser fan de Bruce ayuda a “tolerar” cosas en BLINDED BY THE LIGHT (ese es el título original de la película, como una de las clásicas canciones de The Boss) que quizás no soportaría en otras películas. Compartimos esa devoción por haber descubierto a Springsteen en la adolescencia y hasta yo recuerdo haber tenido que vivir una escena igual a la que hay en la película en la que tuve que “defenderlo” de los que lo creían que “Born in the U.S.A” era un himno patriótico. Eso nos hermanará siempre.
La película transcurre en 1987 (Bruce vino acá en el marco del Tour de Amnesty, al que fui, y pocos le prestaron la atención que sí le dieron a… Sting) y si bien uno podría discutirle errores de apreciación cronológica y temática respecto a la discografía de Springsteen (es cierto que para 1987 estaba un poco pasado de moda pero nunca se lo puede tomar como “eso es música para tus padres” cuando su mayor éxito es de 1984), la experiencia, real o modificada, de Javed –el periodista Sarfraz Manzoor en la vida real– es tan particular e inusual que uno compra el paquete de un adolescente pakistaní en Gran Bretaña fanatizado por The Boss en lugar de The Smiths, The Cure o alguna banda similar. Y lo hace cegado por la luz del entusiasmo, la inocencia y la pureza de intenciones que hay en la propuesta. Una fábula pop que usa las letras de un cantante de rock (curiosamente no subtituladas en la versión que se estrena en Argentina, lo cual le hace perder bastante sentido a las conexiones entre los textos y lo que pasa a los que no saben las letras o no entienden bien inglés) para pintar un cuadro complejo pero esperanzador acerca de crecer “in a dead man’s town” sintiéndote solo, confundido y atormentado. Bruce, los que pasamos por eso lo sabemos bien, estuvo ahí para ayudarnos a sobrellevar los malos tragos y a soñar con mejores destinos y circunstancias.