Ambientada en la Inglaterra de 1987, durante los años en los que Margaret Thatcher estaba en el poder, La música de mi vida está basada en la historia real de un chico pakistaní que crece entre la presión familiar y su pasión por la música de Bruce Springsteen.
El filme dirigido por Gurinder Chadha comienza en 1980 en Luton y prosigue siete años después en esa ciudad que sufre los embates por la falta de trabajo y los conflictos raciales contra los inmigrantes.
En ese clima de violencia, discriminación y amenazas, el adolescente Javed -Viveik Kalra, un actor muy convincente para su angustiado personaje- crece e intenta seguir las costumbres de su riguroso padre Malik -Kulvinder Ghir- y de su familia cuando un amigo le regala unos cassettes de Bruce Springsteen y su vida cambia para siempre.
En épocas de walkman y con el tema It´s a sign de Pet Shop Boys de fondo, Javed siente una obsesión por las letras del cantante Bruce, con las que se siente identificado y entonces aflora su pasión por la escritura.
"Deja de dudar, sigue escribiendo" le augura una profesora del secundario en este relato que recuerda por momentos a Billy Elliot en lo que concierne a enfrentar las reglas impuestas y salir a conquistar el mundo. Con algunos números musicales, romances estudiantiles y enojos familiares, el relato se posa cómodamente sobre los tópicos de la identidad, la pertenencia, el peso de la amistad y de los sueños.
"Bruce, el jefe" como lo apodan al artista de Darkness on the Edge of Town y Born in the USA, la película plantea un conflicto adolescente con ritmo y pasión, y se vuelve un tanto convencional en su última media hora, al recurrir a clichés edulcorados que tampoco empañan los acertados momentos de la primera parte.
Con los rostros de los verdaderos protagonistas durante los créditos finales, La música de mi vida no se aleja de la típica propuesta sobre la recomposición familiar salpicada por temas populares. Al igual que la música que envuelve a Javed con formas de palabras que inundan la pantalla.