Jeved es un joven pakistaní que vive con su familia en Luton, Inglaterra, ha mediado de los 80. Atrapado en una rutina donde no tiene elección alguna en su vida más que obedecer a su casi tiránico padre, un día descubre la música de Bruce Springsteen. De un día para el otro, Jeved cambiará la forma de ver las cosas, descubriendo su voz interior, y empezando a vivir siguiendo sus sueños y no los de su papá.
Voy a serles sincero; cuando fui a ver La música de mi vida, sabía poco y nada de que iba la trama en sí; y quizás ahí radica en la enorme sorpresa que me llevé en la sala de cine, ya que, sin dudas, estamos ante un film de esos bien chiquitos pero que nos deja con una sonrisa de oreja a oreja, mientras salimos contentos del cine.
Eso sí, a priori la trama parece ser súper simple, y lo es; ya que en el cine vimos bastantes veces el conflicto del hijo intentando romper el mandato paterno, y como mediante sus proyectos y determinación, no solo logra imponerse, sino que solucionar los problemas con su progenitor. Pero lo que le da la cuota de particularidad a La música de mi vida, es el contexto en el que transcurre la historia.
Inglaterra de dicha época está retratada a la perfección; ya sea en vestuario, escenografía o peinados. Quizás si suena raro que los personajes hablen como si estuvieran en 2019, pero eso ya es hilar demasiado fino para buscar una excusa de queja. Y la representación de Luton, también funciona muy bien, ya que siempre se nos muestra como uno de esos pueblos aledaños a las grandes urbes, donde la gente sin decirlo, está harta de la rutina y todos están sumidos en un letargo.
Quizás algo que le pueda jugar en contra a La música de mi vida, es que la gente la confunda con un musical al estilo Sing Street; pero nada más alejado de la realidad. Solo tendremos un momento de baile injustificado, mientras que el resto de los momentos más musicales, son solo las rolas de Springsteen calando hondo en la cabeza de nuestro protagonista. Y el otro factor que puede alejar al público; es que el elenco está compuesto por actores desconocidos (si, esta Hayley Atwell pero en un rol muy secundario), pero esto es algo entendible, ya que el grueso de la trama se centra en la familia pakistaní.
La música de mi vida es una buena película, sin muchas pretensiones, pero que tiene los suficientes elementos como para hacernos pasar un buen rato en el cine, mientras escúchanos a The Boss ¿Qué más se puede pedir?