La Navidad de las Madres Rebeldes (A Bad Moms Christmas) vuelve a ser protagonizada por el trío encabezado por Mila Kunis, secundada por Kristen Bell y Kathryn Hahn. Pero hay que reconocerlo, a los directores de casting se les prendió una lamparita y quisieron darle frescura a un libreto sin sorpresas, incluyendo dentro del cast a Christine Baranski, Cheryl Hines y Susan Sarandon como las madres de las mamás que ya conocimos en El Club de las Madres Rebeldes (Bad Moms, 2016).
Dirigida nuevamente por la dupla compuesta por Scott Moore y Jon Lucas, esta segunda parte sigue a Amy (Kunis), Carla (Hahn) y Kiki (Bell) teniendo que lidiar con sus respectivas madres en medio de los preparativos para la Navidad.
Con una duración de hora y media, los primeros 40 minutos son una seguidilla de escenas con chistes tan forzados como inverosímiles, incurriendo repetidamente al sexo como nexo con el espectador. ¡Hey! Les juro que se puede hacer humor sin meter al sexo de por medio cada 30 segundos.
Pero la siguiente hora lentamente se hace más tolerable y un humor un poco más inteligente nace de las bocas de los personajes de Baranski y Sarandon, convirtiéndolas durante varias escenas en las heroínas de todo un film, pese a que no hubo ningún giro inesperado en un guión que sin dudas estaba preparado para eso.
Lo más hermoso del film es la posibilidad de colores, matices y sonido que brinda el hecho de centrarse en la época navideña; desde ese ángulo posiblemente veamos lo más atractivo de la película.
La entrega original fue la primera película de la distribuidora STX Entertainment en superar los 100 millones de dólares en recaudación y con ese dato podemos entender el motivo ¿desesperado? de querer repetir el éxito comercial. Pero el producto final puede haberte hecho lamentar haber pagado tu entrada de cine. Eso sí, para un domingo bien aburrido en el living de tu casa no es tan mal plan.