Madres, ni rebeldes ni graciosas
Los guionistas Jon Lucas y Scott Moore la pegaron en 2009 con “¿Qué pasó ayer?”, la comedia sobre excesos en Las Vegas que se convirtió en un éxito de taquilla. Después siguieron por ese camino de la comedia alocada, pero con suerte diversa. El año pasado dirigieron “El club de las madres rebeldes”, y ahora regresaron con su secuela, “La Navidad de las madres rebeldes”. ¿El resultado? Siempre se puede caer un poquito más bajo. La historia se centra en tres madres de mediana edad que se enfrentan a la estresante antesala de la Nochebuena en familia. Quieren pasar una Navidad “distinta”, y esto conlleva choques con las tradiciones, el consumismo y sus propias madres. Planteado así es un tópico que encaja perfecto con el humor, pero esta comedia lo desperdicia por completo. La película está plagada de lugares comunes, chistes fáciles y humor chabacano, y rara vez provoca la risa. Todas las situaciones terminan virando hacia lo grotesco, hasta tal punto de hartazgo que uno cuenta los minutos para salir de la sala. Los personajes están pasados de rosca, no generan empatía, y el final incluye un mensaje conservador que contradice el planteo del principio. La rebeldía, como un adorno, queda colgada del arbolito.