Tres mujeres en sus treinta, hartas de toda presión, deciden cortar por lo sano y terminar con la Navidad y las (digámoslo) sufrientes fiestas de fin de año. Pero hay hijos, hay mandatos y además las tres madres tienen madres. El resultado es una comedia de enredos que pretende insertar un poco de anarquía y de frescura en el cuento navideño, siempre al borde de la ñoñería. Lo logra a medias porque, digámoslo, no hay institución más sacrosantamente americana que la Navidad (una fiesta bastante laica en el país del norte, y en casi todo el mundo) y la comprensión y el amor triunfan siempre. De todos modos, todas las actrices son grandes comediantes que saben aprovechar el filo de algún diálogo o el absurdo de alguna situación para mostrar el otro lado de las cosas, la oscuridad detrás de la luz, etcétera. En última instancia, se trata de domar a la bestia iconoclasta a tiempo para que el postre sea pan dulce. La idea de “hagamos Qué pasó ayer a lo femenino” de la primera película de esta serie nada a oscuras. No está mal, pero tampoco demasiado bien.