Esta ópera prima venía de ganar hace pocas semanas el Festival de Sundance con la historia de una niña negra de 6 años que sobrevive prácticamente sola (su padre es tan abusivo como ausente) en situación de extrema pobreza y en un contexto geográfico (una zona permanentemente inundable) muy riesgoso. Se trata de un film potente y por momentos conmovedor, aunque demasiado solemne y ampuloso (sobre todo desde la banda de sonido), que dialoga con otros títulos del nuevo cine independiente norteamericano como Ballast, Río congelado y Lazos de sangre.