Una mirada infantil y salvaje
La niña del sur salvaje (Beasts of the Southern Wild, 2012) es una película épica narrada desde el punto de vista de una nena de seis años. El uso de recursos fantásticos en la trama y ciertas decisiones estéticas en la realización, la convierten en una leyenda posmoderna. Dramática pero con final feliz, mantiene al espectador atento en su butaca imantado en gran parte por Quvenzhané Wallis, la gran pequeña actriz que tiene sólo 9 años y está nominada al Oscar.
En una isla al sur del mundo Hushpuppy, una nena de seis años, vive con su papá. Un día se anuncia la tormenta que puede hacer desaparecer la isla pero a pesar de que algunos se autoevacúan, Hushpuppy y Wink deciden resistir en su casa. De allí en adelante la vida les cambiará para siempre y juntos tendrán que encontrar las formas para adaptarse.
Con cámara en mano durante la mayor parte de la película, la puesta en escena genera una tensión casi constante que se alterna con algunos momentos de reposo vinculados a la fantasía y al juego. En claro paralelismo con la trama, el espectador se mantiene expectante y desconcertado; y como Hushpuppy también advierte, intuición mediante, la progresiva desaparición de las estructuras lógicas. Así, a la par que la niña va perdiendo parte de su hogar y viéndose obligada a reconstruir su identidad, el espectador, como testigo de los hechos, se siente impotente e inquieto ante la inminente sucesión de los acontecimientos que se vuelven previsibles. Durante todo la película el punto de vista es el de la niña. Es a través de los ojos de ella que se muestra el mundo en el que vive, y las relaciones que lo componen. Una mirada que no juzga, y construye verdades estructurantes a partir de reelaboración de relatos y leyendas. Sin dudas, un juego posmoderno muy contemporáneo.
Inspirándose en las metáforas y el universo poético, La niña del sur salvaje muestra la particular relación entre un padre y una hija que, con sus múltiples contradicciones y complejidades, pendula entre la protección y el amor, entre la ira y la violencia. Reflejos el uno del otro, los une la ternura y la desesperación. La ambivalente sensación de sentirse asfixiados, y a la vez imprescindibles el uno para el otro.
Nominada al Oscar como mejor Actriz, Quvenzhané Wallis con tan sólo 9 años, es sin dudas una de las nuevas promesas de Hollywood. No sólo por su carisma y ese "no sé qué" que algunos llaman "ángel", sino también por su gran presencia escénica y su contundente fuerza expresiva. Es notable su enorme capacidad para lograr matices en un personaje complejo que atraviesa distintos estados emocionales y momentos de condensado dramatismo. En este mismo sentido es digno de destacar el trabajo de dirección de Benh Zeitlin así como también la brillante y audaz decisión del casting.