Una pequeña y gran historia
Sin duda alguna, los niños en los films tienen de antemano una buena aceptación por parte del público. A los chicos actores se les perdonan más cosas que a los adultos porque tienen en sí un desafío mucho mayor que es trabajar a la par de un grande, aún teniendo su vida de niños. Sin embargo, no hay que hacer a un lado algo que es mucho mayor que el propio entendimiento del público y esto es la calidad actoral de los chicos que llegan a la pantalla. No son muchas las películas de tono dramático las que tienen a un niño como protagonista porque esto requiere de un trabajo sumamente delicado. Films como La niña del sur salvaje nos hace ver que el trabajo en conjunto de un buen director y una pequeña gran actriz puede hacer que surja un gran largometraje.
Hushpuppy (Quvenzhané Wallis) es una niña muy especial de tan sólo seis años. Para empezar son pocos los momentos en que parece niña, tiene la mirada de un adulto. Tan sólo en algunos pasajes, como cuando recibe el abrazo de una mujer, nos damos cuenta de lo pequeña que es. Ella es integrante de una comunidad que se encuentra en lo que denominan La tina, situada en Estados Unidos. Su familia más íntima es su padre y de su madre sólo tiene algunos recuerdos que le proporcionan las prendas que han quedado en el lugar. Ellos y los vecinos, de todas maneras, forman parte de una familia más grande, unida por las costumbres del lugar (una relación más íntima con la naturaleza) y su amor por el agua. La vida allí vista desde una óptica urbana resulta ser bastante paupérrima. Si nos centramos únicamente en las pertenencias estamos al frente de una comunidad pobre que ha construido sus hogares con partes de elementos desechados en la urbe. Todos ellos se verán forzados a doblar sus esfuerzos por vivir allí luego de que el lugar fuera azotado por una gran inundación. Hushpuppy, por su parte, tendrá que sobrellevar además la enfermedad que promete la muerte a su padre.
Lo más llamativo e importante de la actuación de la pequeña Quvenzhané Wallis es que su actitud y forma de ser logra adentrarnos en las costumbres de su comunidad. A pesar de la historia trágica que vive la pequeña y aún siendo ella la protagonista, la película nos lleva a algo mayor. La niña sirve como vínculo de conocimiento de una sociedad con otro tipo de valores y objetivos de vida. Hushpuppy no hace más que acentuar la importancia de las costumbres de la comunidad en la que vive. Ella nos hace chocar con una realidad distinta. Nos muestra la dificultad que tiene de ser entendido el que piensa y vive distinto. Lo vemos bien cuando los que viven en la ciudad obligan a los habitantes de La tina a dejar sus hogares “para estar a salvo”, sin tomar en cuenta sus propias decisiones.
Haciendo hincapié en otro aspecto, el agua toma un papel importante en la película. Gran parte del vocabulario de los protagonistas está fuertemente vinculado a este elemento. El relato de la niña, a su vez, nos da una idea de cómo es vivir allí pero no se trata de descripciones formales, sino de pequeñas acciones que dan cuenta cómo es La tina.
La niña del sur salvaje no contiene una gran historia y sin embargo se luce como tal. No cuenta tampoco con grandes clímax, sino que se va alimentando de cada momento, sin dejar de llamar la atención del espectador. Es de esas películas en las que el final lo que hace es reafirmar todo un buen desarrollo.