Fuerte alegato contra la tortura durante la última dictadura uruguaya, "La noche de 12 años", de Álvaro Brechner, explora el dolor mucho más allá de lo físico.
Los duros años ’60 y ’70 son un tema inagotable en la filmografía latinoamericana. Las consecuentes dictaduras militares que se llevaron a cabo, no solo en nuestro país, sino en casi toda la región de modo programático y “colaborativo” marcaron un antes y un después en la historia, y por lo tanto, una referencia ineludible para todo cine que se digne de ser social y referencial hacia su pueblo.
La temática se abordó desde diferentes ángulos, y quizás el de "La noche de los 12 años" no sea el más original, pero sí el más directo.
Exponer sin vueltas las crudas vivencias de un grupo de apresados clandestinamente. En el país vecino Uruguay, la dictadura inició en 1973, y se extendió hasta 1985.
El mismo período que los tres protagonistas de esta historia pasaron en cautiverio. El 27 de junio de 1973, las Fuerzas Armadas toman el poder, ya cedido previamente por el presidente Bordaberry, disuelven el parlamento, asumiendo ilegalmente al gobierno.
Una de las primeras medidas, fue la detención de nueve dirigentes tupamaros: Raúl Sendic, Eleuterio Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof, José “Pepe” Mujica, Adolfo Wasen, Julio Marenales, Henry Engler, Jorge Manera, y Jorge Zabals; quienes fueron especialmente torturados durante esos doce años de terror gubernamental, a modo ¿aleccionador?
Para con la agrupación que pretendían disolver. "La noche de 12 años", sigue el destino de tres de estos nueves detenidos clandestinamente, precisamente, los tres que fueron separados y tomados como rehenes de modo más cruento.
Mauricio Rosencof (Ricardo “Chino” Darín), Eleuterio Huidobro (Alfonso Tort), y José “Pepe” Mujica (Antonio de la Torre); este último, ya se sabe, décadas después elegido como Senador y posteriormente Presidente de la Nación, con toda una figura mítica alrededor. La historia se sigue casi a modo coral, dividiéndose entre estos tres hombres que deberán atravesar las peores “pruebas de resistencia”.
Es imposible verla y no recordar films locales como "La noche de los lápices", o "Crónica de una fuga".
Sin embargo, el acierto de Brechner es que expande el sufrimiento más allá del padecimiento físico, que obviamente lo hubo y se muestra.
Eludiendo el morbo directo, y hasta en buena parte el golpe bajo (en estas historias es imposible que no haya momentos de extrema sensibilidad); "La noche de 12 años", se adentrará en la psicología de los tres, en los vínculos entre ellos y con los demás, y en el dolor psicológico y sentimental de estos hombres incomunicados, apartados, y llevados a condiciones de subsistencia infrahumanas.
De los tres, el filme pareciera centrarse más en la figura de Eleuterio Huidobro; será él quien lleve buena parte del relato y funcione como conexión más de una vez. Pepe Mujica cobrará peso por la identificación inmediata del público con el personaje real, conocido mundialmente.
Por lo tanto, Mauricio Rosencof, será quien menos tiempo ocupe de metraje; de todos modos, otorgándole peso. Por momentos, "La noche de12 años" se ve como un thriller psicológico, mantiene una tensión electrizante; y el drama nunca es abandonado. Pero repetimos, nunca cae en un morbo innecesario, y cuando deba llegar a la emoción, lo hará de un modo natural y humano. Brechner, que cautivó hace casi diez años con su ópera prima Mal día para pescar, recurre a elementos típicos del cine de género.
Similar a lo que había hecho Adrián Caetano con "Crónica de una fuga", pero superior. Allí donde el director de "El otro hermano", recaía más de una vez en los primerísimos planos del dolor físico, casi a modo de porno tortura; Brechner elige conducir el thriller a través de tomas subjetivas, diálogos fuertes, y el punto de vista del torturado en todas sus variantes.
El trabajo en la fotografía de Carlos Catalán es exquisito, eligiendo diferentes tipos de planos, abiertos o cerrados, para captar los diferentes momentos y sensaciones que irán atravesando los protagonistas; no replegándose en un estilo único. "La noche de 12 años" invita al espectador a transitar por el sufrimiento de estos detenidos, y también expone un fuerte alegato político, sin disimulo ni medias tintas.
Las cuestiones históricas serán explicadas de un modo claro y preciso, para quienes tengan un bagaje previo, y para el que no. Interpretativamente, si bien los tres están más que correctos, Tort y De la Torre ganan la partida por el peso de sus personajes.
Tort conmueve con el personaje más sufrido de los tres, el más desesperante; y De la Torre por la mimetización traslucida de poder ver al Mujica real en él. Es inevitable, "La noche de 12 años" colaborará aún más en fortalecer el mito alrededor del Pepe. Los secundarios tampoco son descuidados, César Troncoso y César Bordón se hacen odiar como los militares, y en especial Mirella Pascual nos hará llorar con esa madre sumida en el dolor de ver a su hijo consumiéndose.
El aporte de la talentosísima actriz es fundamental para llegar al sentimiento que busca el film. La noche de 12 años recurre a un formato tradicional del cine sobre la dictadura, expone el horror de modo directo, prevaleciendo lo psicológico. La armonía de la fotografía y las actuaciones en el mismo sentido, logran un film que difícilmente nos deje indiferentes.