La película que representará a Uruguay ante la Academia de Hollywood para la competencia en el rubro mejor filme hablado en idioma extranjero es dura. Tan dura como vigorosa.
La historia que relata es por muchos conocida: el confinamiento que sufrieron tres líderes guerrilleros uruguayos, los tupamaros José “Pepe” Mujica, Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro. Entre 1973, cuando fueron apresados, hasta 1985, con el advenimiento de la democracia en el país vecino, no sólo estuvieron privados de su libertad.
El eufemismo de “detenidos” incluye haber sido torturados, confinados no siempre en celdas, sino también en pozos, en lugares de 2 x 2. La denigración incluía de todo. Ellos, que no podían comunicarse entre sí, ni podían hablar a los soldados, se las ingeniaron para hacerlo a partir de golpes en las paredes de donde estaban encerrados.
La resistencia fue lo que los mantuvo vivos.
Y La noche de 12 años recupera, si se quiere, ese espíritu.
El director de Mal día para pescar, el uruguayo Alvaro Brechner, trabajó sobre Memorias de calabozo, el libro que coescribieron Rosencof y Fernández Huidobro. Y se las arregló para que el paso de los años no aminore, no resquebraje el impacto, sea por reiteraciones o cambios temporales.
Y sí, era fundamental contar con buenas actuaciones en los roles protagónicos. Y pese a que se los confió a actores de distintas nacionalidades (al ser una coproducción entre España, Uruguay y Argentina), el español Antonio de la torre (Mujica), el Chino Darín (Rosencof) y el uruguayo Alfonso Tort (Fernández Huidobro) no desentonan jamás.
Párrafo aparte para Darín, en un papel muy alejado a todos los que le han confiado en el cine, con lo que demuestra tener una amplitud de recursos hasta el momento no observados.
Lo dicho, es un filme doloroso, por momentos cruel, pero muy bien realizado.