La violencia está en nosotros
En 2022 la sociedad norteamericana ha decidido darse una noche por año en la que se puede delinquir libremente. Durante esas 12 horas, una familia alberga a un perseguido en su casa y debe tomar la decisión de entregarlo para que lo maten o sufrir las consecuencias.
El título original refleja con precisión el sentido del planteo conceptual de la película: "The Purge" (La Purga) es precisamente lo que pretende lograr esta sociedad violenta (los EE.UU. en 2022) a través de 12 horas en las que los asesinatos, los robos y las violaciones quedarán impunes para vivir después 364 días de "normalidad" social. La idea (descabellada, por cierto) permite encarar distintos enfoques, y el director James DeMonaco parece rumbear al principio hacia una dura crítica al sistema y a la violencia social. Muestra entonces algunas intervenciones de analistas en la televisión que señalan que, si bien la existencia de "la noche de la expiación" ha permitido bajar los índices del delito en el resto del año y hasta ha impulsado positivamente la actividad económica, la concreción de estas "purgas" no hace más que ahondar la brecha entre los poderosos que pueden sustraerse a los efectos devastadores de estas cacerías humanas y los desposeídos que, en definitiva, son las únicas víctimas de toda esta violencia desatada.
Pero rápidamente, el director (y también guionista) lleva al filme al terreno de la tantas veces explotada situación de una o más personas asediadas y sitiadas por un grupo de violentos absolutamente irracionales. Y en este terreno, la película se vuelve previsible y chata; a través de una serie de situaciones encadenadas caprichosamente, DeMonaco se preocupa exclusivamente por sorprender al espectador, pero lo hace con golpes de efecto tantas veces vistos ya en la pantalla que resultan muy poco eficaces. A la trama se le notan de tal manera los hilos que pretenden justificar las situaciones de violencia que las sorpresas desaparecen y la sensación que va ganando al espectador se parece mucho al aburrimiento. Ethan Hawke y Lena Headey (conocida por los seguidores del éxito televisivo "Juego de Tronos") intentan darles matices a sus personajes, pero la linealidad del guión les deja poco material con el que trabajar. Como contraparte, Rhys Wakefield apela al manual completo para interpretar a un villano en la piel del jefe de los jóvenes que intentan asaltar la casa de los protagonistas, con el mismo resultado que todo el filme: poca originalidad y demasiadas convenciones.