Las malas decisiones
Un ensayo de 85 minutos de duración sobre la problemática de una sociedad enferma se nos presenta crudamente en La noche de la expiación (The Purge, 2013), de la mano del talentoso guionista James DeMonaco, responsable de reconocidas comedias y thrillers para la pantalla chica y el cine.
En el contexto de un Estados Unidos devastado por el delito, la inseguridad y las cárceles colapsadas, dentro de la casa de la familia Sandin parece ser todo perfecto, como si fuera un microuniverso apartado de todo mal. Esta ilusión se ve truncada cuando una noche un grupo de jóvenes disfrazados irrumpe en el lugar burlando los más sofisticados métodos de seguridad del mundo.
Aquí, por primera vez en la historia, el gobierno estadounidense sanciona una ley que habilita a toda persona a desatar su furia durante 12 horas sólo una vez al año, día en el cual todo es legal. De esta manera durante el resto del año, se controla todo hecho ilícito. Luego de una jornada fatal, todo volvería a la normalidad.
Lo efectivo del argumento que construye James DeMonaco es que se basa en un hecho posible. La identificación del espectador para con lo que ve es casi inevitable. Además resulta una trama convenientemente original que nos aleja de todo lo ya visto del género, recurriendo al terror y jugando con lo psicológico.
El elemento que atraviesa a todo el film es la lucha de esta familia por decidir hasta dónde están dispuestos a llegar cuando se enfrenten a un hecho traumático. La película no se anda con rodeos pero adiciona una buena cuota de misterio y deja al espectador petrificado en su silla. Más allá de su mensaje, la cinta resulta porque sabe cómo mantener el interés y la tensión.
La noche de la expiación o "La purga", como lo indica su nombre en inglés, quizá haga alusión también a una mala decisión por parte del estado que deja a la ciudadanía expuesta y sola. La violencia es la verdadera protagonista y las altas dosis de suspenso culminan en un desenlace que sorprende.