Resucitando un género cansado.
Dirigida por Olivia Wilde y escrita por un cuarteto de mujeres (Susanna Fogel, Emily Halpern, Sarah Haskins y Katie Silberman), la película se centra en dos estudiantes de último año de secundaria, Amy (Kaitlyn Dever) y Molly (Beanie Feldstein). Es su última noche antes de la graduación y han decidido vivirla al máximo, por primera vez, antes de comenzar sus respectivos viajes postsecundarios. De entrada, la premisa parece la de otras muchas películas similares, pero los creadores del film han sabido darle una pátina de originalidad que se agradece muy mucho, por obra y gracia de una directora novel (Wilde) y cuatro guionistas quienes en sus diálogos rezuman agudeza e ingenio (algo extraño cuando se trata de tantas manos escribiendo a la vez).
En el proceso de su noche loca, Amy y Molly se van enfrentando con el director de la escuela (Jason Sudeikis), la Sra. Fine (Jessica Williams) y una gran cantidad de estudiantes. Naturalmente, los enamoramientos románticos impulsan gran parte de la acción, al igual que el deseo de asistir a la Fiesta de todas las Fiestas, donde el desfase total tomará cuerpo y a su vez tendrán lugar las escenas más dramáticas que anticipan ¿el final feliz? Debido a su enfoque, ajuste, y la presencia eléctrica de Beanie Feldstein (quien acaba de ser confirmada para protagonizar la tercera temporada de American Crime Story donde dará vida nada más y nada menos que a Monica Lewinsky), el ritmo de la película no decae en ningún momento. La química entre las dos heroínas es brutal. A Feldstein, a quien ya se conoce como la nueva Jonah Hill (en la vida real es su hermano), le sienta muy bien la compañía de Kaitlyn Dever, vista en buenos trabajos recientes como The Front Runner o Detroit: zona de conflicto.
Muchos críticos y espectadores han encontrado rápidamente más de una similitud entre La noche de las nerds y Supercool, pero a nosotros nos ha recordado un poco más a otra comedia bastante olvidada de 1997 que unió en pantalla a dos actrices muy conocidas en ese momento: Lisa Kudrow (casualidades de la vida, también tiene un papel en el film que nos ocupa) y Mira Sorvino. Nos referimos a Romy y Michele, con sinopsis casi paralelas: son amigas desde la época del instituto. Cuando reciben una invitación para asistir a una fiesta de antiguos alumnos, se sienten avergonzadas porque son muy conscientes de lo grises y anódinas que son sus vidas. Sin embargo, en lugar de quedarse en casa, deciden inventarse una vida apasionante y acudir a la reunión.
También se pueden hallar reminiscencias a comedias juveniles de John Hughes (aunque el 99,9 por ciento de trabajos de este género estrenados en lo que llevamos de siglo beben de ellas, así que no es mucho mérito), Picardías estudiantiles (1982) o la más reciente Lady Bird: Vuela a casa (2017).
No está completamente pulida, pero los bordes ásperos son pequeños y fáciles de olvidar con la enérgica actuación, infecciosa y palpable, de Dever y Feldstein. Cuando parecía que este tipo de comedias ya había pasado a mejor (o peor vida), llegan este grupo de chicas y le insuflan aire fresco para que volvamos a pasarlo bomba.