La noche de las nerds representa el debut como directora de la actriz Olivia Wilde, quien con este trabajo recibió prácticamente la aclamación universal de la crítica norteamericana.
Si uno se deja llevar por esos análisis trasnochados parecería que Wilde es la sucesora de Nora Ephron y este film es un hito del cine norteamericano.
Lejos de hacerle un favor a su realizadora, la exageración en los elogios distorsiona una producción que está muy lejos de ser un estreno memorable.
La actriz presenta una ópera prima muy digna a través de un relato que no es otra cosa que la versión femenina de Superbad.
Quienes disfrutaron el estilo de humor de aquel proyecto de Judd Apatow probablemente la van a pasar muy bien con esta historia ya que tiene un tono similar.
Un enorme acierto de Olivia fue el casting de las protagonistas, Beanie Feldstein (Lady Bird) y Kaitlyn Denver (Bad Teacher) quienes conforman una muy buena dupla y logran que el espectáculo sea entretenido.
Al margen de la química que tienen entre sí, todas las interacciones entre ellas generan situaciones divertidas y consiguen que el espectador se interese por los personajes.
Un detalle que era clave en este film, ya que la trama se desarrolla en un período de tiempo limitado y el conflicto tampoco permitía ahondar demasiado en los roles principales.
La labor de las protagonistas consigue atenuar los clichés clásicos y estereotipos del universo estudiantil que están muy presentes en esta película, motivo por el cual resulta desconcertante la aclamación de la prensa norteamericana.
Para tratarse de su debut como realizadora Olivia Wilde queda bien parada con una propuesta muy sencilla que tiene el mérito de ser entretenida, pese a que también se olvida con facilidad.
De todas maneras, para los aficionados del género especialmente es una opción con la que no saldrán decepcionados del cine.