Cambiar de inmobiliaria
El cine tiene estas cosas. En una misma temporada, un director puede ofrecernos una notable película como lo es la escalofriante "El Conjuro" y luego un bodrio inncesario como esta secuela de un filme que, sin ser brillante, tenía sus méritos.
Otra vez una familia, la misma del filme original, con problemas en la nueva casa donde habitan. Espíritus malignos los vuelven a acosar, solo que esta vez las pobres víctimas parecen tener la clave de por qué les sucede esto.
La investigación de los hechos paranormales conducen a un pasado no muy lejano, década del ochenta más precisamente; y obviamente, para hacer uso de un recurso que empieza a agotar, los investigadores se topan con reveladoras cintas de vhs hogareñas.
Patrick Wilson ya es un abonado a estas historias y se mueve con comodidad, aporta lo suyo, estoico y de forma convincente. Lamentablemente el tedio domina la trama y poco se salva de un filme que no aporta absolutamente nada al género y tiene destinado la intrascendencia.