Insidious: Capítulo 2 es un filme terrible. La única explicación posible es que un grupo de alienígenas abdujo a James Wan y Leigh Whannell mientras dormían, y los reemplazaron por un par de clones descerebrados y carentes de talento. Es increíble la manera en que embarran la historia y, si bien Wan aún puede generar algunos sustos en una mañana de resaca post-borrachera, lo de Whannell es sencillamente imperdonable. Toda la trama de Insidious: Capítulo 2 resulta rebuscada y mal cocinada, con el agravante de que las cosas se ponen peor - en el sentido más estúpido de la palabra - cuando llega el climax.
Quizás otra gente - en especial el espectador ocasional - no note ciertos detalles y resulte mas clemente con el filme pero, para mí, Insidious: Capítulo 2 está llena de aspectos distrayentes y mediocres. El primero es que usaron la misma casa - obviamente redecorada - de El Conjuro; las paredes decrépitas y resquebrajadas de la casona setentosa de aquel filme han sido camufladas con mediocre papel tapiz, pero los ambientes, las puertas, y hasta los ángulos de cámara resultan iguales. Para colmo el filme arranca con un flashback en los años 80, con lo cual la sensación de deja vú es aún más fuerte. El segundo aspecto - que sí es imperdonable - es que el teaser (la secuencia pre créditos) tiene un nivel actoral que apesta, y eso ya hace que el filme arranque con mal pie. Hay barbas postizas demasiado falsas, y hay una chica que hace de la versión joven de la medium, la cual actúa como si fuera una obra de teatro infantil. A esto se suma que los supuestos sustos de la secuencia flaquean y resultan predecibles.
Pero el gran problema con Insidious: Capítulo 2 es que se siente un desgano generalizado en todos sus aspectos: abundan las malas actuaciones - en especial Patrick Wilson, el cual es un intérprete bastante limitado y que aquí tiene la obligación de llevar la película sobre sus hombros -, las secuencias recicladas (provenientes de otros títulos de Wan como la primera Insidious o El Conjuro), y las conclusiones traídas de los pelos. Da la impresión de que todos estaban cansados y escribieron de apuro una película sin poner algo de empeño en revisar el libreto, como si tuvieran que cerrar alguna obligación contractual que pesaba sobre ellos. Por ejemplo el guión no genera espacios para crear algo de clima, sino que prefiere disparar una escena de shock tras otra, con el agravante que ninguna de ellas funciona demasiado. Todo esto me hace acordar a alguna de las entregas de la saga Scary Movie, la cuales se creen graciosas pero abundan en chistes malos y los disparan de una manera interminable.
Al menos Wan logra meter algún bocadillo efectivo en el medio - los encuentros de Rose Byrne con la mujer fantasma, o la incursión en el hospital abandonado - pero, por otra parte, es malo dirigiendo actores y aquí hay momentos en que las perfomances bordean lo ridículo: sea Wilson haciendo de loco, o la mujer fantasma al momento de volverse amenazante. Para colmo el filme abandona la idea de que el más allá está habitado por demonios, y prefiere embarrarse con la idea desgastada de un asesino serial intentando reencarnarse, para lo cual ensaya una explicación realmente poco convincente. Todas las secuencias que intentan explicar la locura y el pasado tortuoso del villano resultan mas patéticas que amenazantes y, para colmo, todo el conflicto debe resolverse con un nuevo viaje al mas allá... el cual era el aspecto menos efectivo de la primera Insidious.
Yo escribo estas líneas con profundo dolor, simplemente porque James Wan (y, por qué no, su socio Leigh Whannell) es uno de mis ídolos, y creo que es el único gran maestro del terror que existe en la actualidad. Desde Saw, el Juego del Miedo hasta El Conjuro, pasando por la primera Insidious y Silencio Desde el Mal, todos sus títulos e me han hecho pegar enormes repingos en la butaca, lo cual es muchísimo más efectivo que 100 películas juntas de la última camada del cine de terror. En todo caso, Insidious: Capítulo 2 es un paso fallido de esta dupla de creativos, pero ello no tiene por qué marcar una tendencia definitiva. Wan ha anunciado que no volverá a rodar filmes de terror (quizás porque vió lo horrible que era éste) y se metió de lleno con el caótico rodaje de Rapidos y Furiosos 7, el cual fue torpedeado por el sorpresivo fallecimiento de su protagonista Paul Walker. Ojalá recapacite y vuelva al género que más reconocimiento le ha dado, y crucemos los dedos para que sea un regreso con gloria. Porque aquí se ha despachado con un filme mediocre, el cual termina por estrellarse sobre el final y de la peor manera posible... algo que resulta indignante si uno considera los quilates de todo el talento involucrado.
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