Insidious: Chapter 3 es la tercera entrega de la saga de terror creada por James Wan, esta vez protagonizada por la entrañable Elise Rainier (Lin Shaye), y se centra en los sucesos previos a la primera película de la franquicia. Pero está muy lejos de ser "el capítulo más oscuro de la saga", como promete su tagline. Aunque quizá sí lo sea en términos de calidad, aunque ¿quién promocionaría así su película?
A Quinn Brenner (Stefanie Scott) se le muere la madre, y recurre a una vidente (la misma Elise) para intentar contactarse con ella. El tema es que en la sesión, Elise contacta a alguien más, que intentará matarlas, a ella y a Quinn, a quien despacha, avisándole que deje a los muertos en paz. En medio de un entorno familiar desestabilizado, con un hermanito (Tate Berney) que requiere más atención que la que tiene, y un padre (Dermot Mulroney) que no da abasto con su doble rol papá-mamá, Quinn tiene un accidente que la deja con las dos piernas enyesadas... y ahí empiezan los ruiditos, las pesadillas, las pisadas y todos los indicios paranormales que desembocan en la posesión. Es aquí cuando su hermanito Alex contacta, con el consentimiento de su padre, a través de internet al dúo de Specs (Leigh Whannell) y Tucker (Angus Sampson), que venden sus dudosos servicios de cazafantasmas. Elise, por su parte, también decide ayudarla a pesar de la amenaza, y de esa ayuda entre ellos tres surge la alianza que luego veremos en toda la saga.
En primer lugar, la película tiene una destacable propuesta de arte. Mucha textura, mucho color cálido y madera, sobre todo en la habitación de Quinn, otorgando una atmósfera por un lado típica de película de terror pero por otro lado original, que no remite a ningún film en particular. Fuera de eso, es una película completamente estándar donde nada se destaca: la música, las puestas de cámara, el uso del sonido, los recursos utilizados para darte un susto... todo, absolutamente todo, es un enorme meh!
Insidiuos: Chapter 3 tiene un gran problema, ajeno a sus formas y colores, pero no por ello menos interesante de analizar: se estrenó en Argentina muy pegada a Jessabelle (la de la chica que tras un accidente queda momentáneamente postrada en silla de ruedas y es acosada por espíritus en su casa paterna) y a Poltergeist, donde, entre otras cosas, aparece la figura del médium que se acude a sacarle las papas del fuego a los protagonistas. ¿Qué quiero decir? Que a veces, las películas se pueden ver perjudicadas por su contexto de exhibición: al salir todas tan juntitas en las salas de nuestro país, al asiduo espectador de terror le queda la sensación de que Insidious es un hijo, un híbrido entre las mencionadas anteriormente. Y es una pena. Porque la planificación de la exhibición también forma parte de hacer una película.
Fuera de eso, que puede considerarse mas una apreciación personal que un hecho objetivo sobre la película, la historia se construye de manera prolija pero en oportunidades algunas cosas que se vuelven importantes para la trama suenan forzadas. Hay dos personajes más, la amiga y el vecino con quien Quinn coquetea, quienes, al igual que el padre y el hermanito (salvo por la mencionada escena donde contratan a Specs y Tucker) están completamente desaprovechados: no hacen nada. Y cuando un personaje no hace nada, debería irse. El hecho de no saber a que se enfrentan hace que la delimitación del daño que puede causar se vuelva borroso y atente contra el verosímil de la película. Es decir: Eloise va descubriendo a qué se enfrenta, pero al espectador se lo informan en cuentagotas. Y esta entidad no genera el miedo suficiente, no sabe captar nuestra atención ni hacernos sentir ningún tipo de riesgo. Eso, sumado a que, al ser una precuela, ya sabemos que termina todo bien o, al menos, sin mayores consecuencias.
Ah... ¿el demonio de cara roja? Sí, aparece en un solo plano, al final. Es como que viendo el corte definitivo de la peli, dijeron: "¡Uh, pará! ¡Nos olvidamos del Darth Maul!", "Bueno, metélo acá un toque, no pasa nada".
VEREDICTO: 3.0 - MEH
Definitivamente una película más de una franquicia. Sin aportar nada nuevo, salvo un origen para el trío de investigadores paranormales (que era mejor imaginarse a que te lo muestren), y sin ninguna propuesta técnica o estética que valga la pena resaltar, Insidious: Chapter 3 se vuelve completamente prescindible.