Aunque esta película se presenta con el título de La noche del demonio 3 la historia en realidad es una precuela del film original dirigido por James Wan en el 2011.
Un proyecto que representa el debut como director de Leigh Whannell, el clásico colaborador de Wan, quien fue productor y guionista de la saga de El juego del miedo.
Aunque no sea una producción que le aporte alguna novedad interesante al género, este estreno es una de las pocas propuestas decentes que llegaron a la cartelera dentro del cine de terror.
Si bien no es una gran película que después vas a incorporar en tu colección de dvds, al menos nunca cae en los niveles de mediocridad que pudimos ver en estrenos recientes como Jessabelle, que encima eran aburrida.
La noche del demonio 3 tiene algunos buenos momentos y consigue ofrecer un digno entretenimiento.
Un detalle que me gustó de este film es que las escenas de susto no son gratuitas, sino que tienen una finalidad concreta en la narración de la historia.
Hay un par de momentos que están muy bien logrados y Whannell logra generar algunas situaciones de terror muy efectivas.
Destaco especialmente una sombra que se le aparece a la protagonista al comienzo de la historia y la saluda con los brazos.
Un situación sutil que da miedo y me trajo al recuerdo el video casero de Brasil que aparecía en la película Señales, de M.Night Shyamalan.
Probablemente una de las escenas más aterradoras que brindó el cine en los últimos años.
El trabajo del reparto es muy bueno y sobresale especialmente Lin Shaye en el rol de la psíquica, Elise Reiner, personaje que interpretó previamente en las entregas anteriores de esta serie. Otro punto a favor de esta película.
La gran desventaja de La noche del demonio 3 es que se vende como una historia de origen y el argumento no hace absolutamente nada por expandir la historia de la trilogía.
Al final termina siendo un refrito clase B del primer film con personajes diferentes.
Reitero, pese a estas debilidades que presenta el argumento, al menos es una película que dentro de todo se deja ver. Algo que hace mucho no ocurría con un estreno de terror.