Es sabido que James Wan tiene el toque de Midas, capaz de convertir en franquicia cualquier proyecto que toca. Saw dio pie a otras siete películas, The Conjuring a una suerte de universo cinematográfico e Insidious no fue la excepción, bajo el paraguas de una Blumhouse que en forma continua entrega producciones de calidad con presupuestos ínfimos, que se transforman en verdaderos éxitos de taquilla. Pero como la serie de películas de El Juego del Miedo y tantas otras han dejado bien en claro, cada entrada en la saga corre el riesgo de palidecer en relación a la original, con un rápido agotamiento de recursos por su reiteración y con cada vez menos sorpresas. Insidious: The Last Key no es la excepción.