“Insidious: La Última Llave” es la cuarta parte de una saga que a muchos seguidores ha sobresaltado con varias escenas y fue obteniendo buenos resultados en la taquilla, algo similar paso con: “Saw, el juego del miedo” o “El conjuro”.
En esta oportunidad podríamos decir que es una precuela de la precuela, nos lleva a 1953 a la niñez de la doctora Elise Rainier (Lin Shaye) vamos viendo como nacieron sus visiones, los sufrimientos de su infancia y porque se dedicó después a la parapsicóloga.
Pasaron 57 años y para ayudar a una familia debe regresar a su casa embrujada de la infancia, allí se encontrará con los demonios del pasado y los recuerdos más penosos. La esperan nuevos desafíos, conocimientos, misterios y para ofrecernos más información se recurre en varias escenas a los flashbacks donde hay personajes del pasado que aparecen.
Se manejan los tiempos con tensión, silencios, atmosferas lúgubres, una buena paleta de colores acordes a su desarrollo, momentos aterradores, generando varios sobresaltos, tiene algún toque de humor y de sátira y una buena ambientación. Su trama está un tanto trillada en este género, con situaciones paranormales, algo de poltergeist, espíritus malos que vienen a buscar o llevarse algo. Pero resulta ideal para los apasionados del terror convencional.