Charlotte es una olvidada actriz de cine español que, al enterarse de que el director que la llevó a la fama filmará su última producción en Paraguay, decide viajar hasta ese país en una derruida casa rodante acompañada por Lee, un joven chino que le sirve de mandadero y de confidente. El viaje es largo y esa famosa exestrella confía en que su pasado de esplendor puede volver a colocarla en la cima de la popularidad, pero a pesar de su mal humor y de las aventuras y desventuras que se le imponen en esa travesía sabrá, en definitiva, que la vejez y la posibilidad del olvido están siempre presentes en su fuero íntimo.
En esta anécdota, relatada con emoción y calidez por el director Simón Franco, sobresale la necesidad de poder dejar atrás una imagen propia que no volverá para suplantarla por el autoconocimiento, por el mirar el pasado y comprobar de que no hay un antes y un después, sino sólo un presente.
Con enorme ternura el realizador, apoyado por una excelente fotografía y por una música de suaves ritmos, compuso su film al estilo de una road movie que va pautando cada una de las circunstancias por las que atraviesa esa mujer que necesita sobrevivir frente a sus tiempos de fama. Angela Molina compone con enorme ternura su personaje que, en definitiva, representa el fin de una búsqueda de todo ese mundo emocional, de valentía y de entrega artística.