Claramente alineada con la política del Presidente Obama, el interés de la última película de Kathryn Bigelow parece estar más por fuera, en los debates que genera que por lo que es por sí misma.
“Bin Laden no fue derrotado por superhéroes caídos del cielo; fue derrotado por estadounidenses de a pie que lucharon con valentía aunque en ocasiones cruzaron líneas morales, que trabajaron enormemente y con determinación, que lo dieron todo tanto en la victoria como en la derrota, en la vida y en la muerte, por la defensa de esta nación”, dice Kathryn Bigelow a la agencia Reuters esta semana que pasó. Fundamenta así su postura frente a las críticas negativas que viene levantando su película Zero Dark Thirty, candidata a 5 premios Oscar de la Academia. y que en realidad, como sabemos, forma parte de un mecanismo que Hollywood tiene bien aceitado.
La directora, única mujer en ganar un Oscar en su disciplina, por “The Hurt Locker”, aquella otra propuesta bélica, superpremiada en su momento, viene enfrentando desde la pre producción de la película críticas dispares, en primer lugar por su amistosa relación con la CIA y un sospechoso acceso a información clasificada, después por su clara postura pro-Obama y por las noticias de las escenas de tortura, etc.
Zero Dark Thirty es una película política. De eso no hay duda. El tiempo del relato ocupa los 10 años entre la caída de las torres Gemelas en setiembre de 2001 y el asesinato de Osama Bin Laden en mayo del 2011. La pantalla negra con la que comienza la película mientras se escuchan superposición de voces de la gente por los celulares, llamadas a los números de emergencias, a lo que le sigue: una escena de tortura de un detenido en Pakistán, funciona, a modo de efecto Kulechov. Una cosa explica a la otra. La “politica de detenidos” se corta con la asunción de Obama cosa que pasa a ser un problema para el aparato de la CIA que debe pasar ahora a una acción mas detectivesca. La protagonista, una obsesionada agente Maya, es el personaje que planifica esta nueva operativa. Claramente, las 2 horas y media que dura Zero Dark Thirty están divididas entre una zona de investigación basada en los interrogatorios de prisioneros y una segunda zona, más deductiva y de inteligencia. Esa división no va en desmedro del plan que motiva a Maya y que termina siendo el sostén emotivo del guión: llegar a Bin Laden y matarlo, en un plan más personal más que político-colectivo.
Algunos medios critican (ver la de Robert Parry en la versión online de Middle East http://www.middle-east-online.com/english/?id=56512) la falta de explicación histórica, pero ¿cuándo en sus películas bélicas los norteamericanos dieron explicaciones históricas? Y sobre todo en el historial fílmico de la Invasión a Irak. En todo caso, lo que verdaderamente importa para el business son los efectos espectaculares de los hechos históricos. El momento en que la historia se convierte en relato cinematográfico, en pura ficción. Lo contradictorio acá es cómo Bigelow hace, para que en cierto modo y sobre todo en la escena del asesinato de Bin Laden, lo emotivo de la ficción de lugar a cierta frialdad del semi documental, quitándole cualquier tinte de espectacularidad para que La noche más oscura, sea la película que registró por primera vez y de manera lo más ajustada posible el asesinato del enemigo público numero 1 de los EEUU en el comienzo del siglo.
Addenda: En estos días el MALBA pasa en ciclo Vampiros, la primer película de Bigelow Cuando cae la oscuridad, curiosamente.