La dama de hierro
Hay que reconocer que filmar una película sobre el operativo que terminó con el asesinato de Bin Laden no es tarea fácil, tanto por el dilema que implica desde qué punto de vista encararla, como por la contemporaneidad del hecho. La película abre con la pantalla en negro y audio documental en off de personas que estaban en las Torres Gemelas y en los vuelos secuestrados en el momento del atentado del 11-S. Es una decisión muy acertada, porque escucharlo sin ver genera más impacto que todas las películas filmadas sobre el tema. A esto le siguen una serie de escenas de tortura en diferentes prisiones clandestinas de la CIA. Si bien Bigelow se anima a mostrar, no termina de explotar al máximo la relación torturador-torturado, ni de ahondar en cómo pasa el tiempo la persona que está siendo sometida. Tampoco ayuda el hecho de que sea siempre el mismo el interrogador y que tenga las mismas actitudes de patotero de barrio. Esto último hace que las escenas se agoten rápido, casi pecando de repetitivas...