Sin Condena
Kathryn Bigelow había mostrado su óptima narración en la anterior "Vivir al límite", hasta le valió ganar un Oscar, sin embargo aquí la directora muestra desmesura y cierto maniqueísmo (tiende a valorar las cosas como buenas o malas, sin términos medios), al contar pormenores de la operación secreta, que encontró y asesinó a Osama Bin Laden en el 2011.
La pregunta es "Se puede justificar el método aberrante y criminal de la tortura haciéndola más "light"...? Bigelow marca un mensaje fuertemente patriótico aunque lo intenta disfrazar de mérito cinematográfico todo el tiempo.
El filme abre cuestiones y polémicas -descontando que uno ya sabe de sobrada forma a los intereses que atiende como país usurpador y autoproclamado "Símbolo democrático", los EEUU-, pese a todo el filme posee -en la parte más álguida que refiere a la invasión nocturna a la propiedad donde supuestamente se halla Bin Laden-, una perfecta puesta en escena, de un trabajado suspenso, como para tener al espectador en punta de butaca muy expectante, y un excedido metraje en su duración.
El rol de Jessica Chastain como la responsable y operadora de la CIA del descubrimiento del líder fundador de la red terrorista Al Qaeda, es de una frialdad excesiva pero tampoco es una actuación como para tirar cohetería.
En una escena se vé por televisión al presi Obama sosteniendo que los "Norteamericanos son derechos y humanos", y vemos la silenciosa cara de los agentes allí reunidos que se observan entre si con una casi mueca burlona.La misma que nos puede llegar a provocar la visión de este filme bastante incorrecto y controvertido en lo político pero con momentos de prolija cinematografía.