Conspiraciones para una comedia de bulevar.
Se conoce como “teatro de bulevar” la modalidad teatral apuntada al puro escapismo, en la que, generalmente entre las cuatro paredes de una mansión burguesa y protagonizadas por un grupo integrado por parientes, amantes y allegados, se suceden una serie de conspiraciones eróticas y amorosas, que eventualmente pueden incluir algún cadáver en el ropero. Escrita por la realizadora Inés París con colaboración de su colega, el veterano Fernando Colomo, la española La noche que mi madre mató a mi padre (¿no debería ser La noche en que mi madre mató a mi padre?) es una comedia de bulevar en toda la regla, en la que el microclima en cuestión (la comedia de bulevar remite siempre a un ambiente cerrado) es el del cine. Evidenciando su popularidad en España, Diego Peretti hace aquí de un actor argentino llamado… Diego Peretti.
Angel (el catalán Eduard Fernández) y Susana (María Pujalte) son ex marido y mujer, y siguen siendo una pareja de guionistas, que tienen listo un guion para el cual esperan contar no sólo con la participación de Peretti sino con algún aporte económico de su parte. Con la que no cuentan, porque no la ven para el género, es con Isabel (Belén Rueda, conocida sobre todo por El orfanato), actual pareja de Angel y experimentada actriz. Para recibir a Peretti han preparado una cena en el impresionante palacete que Angel e Isabel tienen en las afueras (¿tanto se gana escribiendo guiones y actuando?), con Susana como invitada y la inesperada visita de Carlos, ex de Isabel (un irreconocible y semicalvo Fele Martínez, el muchacho de Tesis) y la nueva novia de éste, una típica “bomba” descerebrada (Patricia Montero), que en cuanto ve a Peretti se pone a bailar bachata con él. En medio de ese clima entre distendido y ligeramente incómodo, y sin que parezca haber razones, Isabel envenena a Carlos con veneno para ratas. Como corresponde al género, es el comienzo de un juego de máscaras, con sus engaños cruzados, corridas, alianzas y resucitaciones.
Versión inofensiva de Gran Hermano, La noche… es una película para matrimonios en salida de sábado a la noche. Todo es tan insustancial como la mousse de vainilla en la que Isabel disimula sus venenos (las comidas son esenciales a la comedia de bulevar). Son insustanciales las relaciones familiares (¿por qué algunos hijos son adoptados?) y las amorosas (¿odia Ángel a Isabel, o nos pareció nomás?). Insustanciales los oficios: ¿cómo puede ser que un escritor de policiales con oficio se comporte como un pavo cualquiera a la hora de resolver el crimen? Y la lógica: Alex y Susana son, por lo visto, la primera pareja de coguionistas-productores que se conozca. Insustancial, finalmente, la vida humana: el resultado de una muerte es que una actriz consiga un papel, y esto no parece afectarle a nadie. En su cuarto papel en el cine español, Diego Peretti está, como de costumbre, notable, incluso en una escena de comicidad muda que se sale de su registro habitual y donde resulta francamente desternillante.