Un grupo de parejas cruzadas -ex, actual, hijos de antes y de ahora- coincide durante una cena destinada a convencer a Diego Peretti -haciendo de sí mismo- de entrar en el proyecto de una película. El director y la productora, que son ex, quieren leerle el guión. La mujer actual del director, que es actriz, quiere algún papel. Pero las cosas se tuercen cuando el ex de ella llega intempestivamente con su nueva amante, una chirriante pelirroja que se desvive por Peretti. La comedia de enredos, por carriles más o menos conocidos, va hasta ahí haciendo uso de algunos clichés de las relaciones argento-españolas que harán sonreír a muchos. Con diálogos que por momentos tienen la puntería de la más brillante coloquialidad castiza al servicio del humor negro ("Isabel, si vas a suicidarte, que no sea metiendo la cabeza en el horno, que eso está muy visto"). Pero, en casi una única locación, el caserón de los anfitriones, las situaciones se estiran y los chistes se van desgastando, hasta el giro que le inyecta sangre de comedia negra, un camino que lleva a varias sorpresas. Menor y simpática, se beneficia en grande del trabajo de sus intérpretes: Eduard Fernández, Peretti o la bella Belén Rueda (El Orfanato).