El director va mostrando los días y noches de una pareja de ancianos: Juan y Alba que viven en los cerros tucumanos, tienen luz pero no tienen televisión y no gozan de las comodidades del mundo moderno, pero ellos eligieron esa forma de vida.
Allí ronda lo cotidiano, su cultura gauchesca, junto a las fiestas, tradiciones, sus costumbres, la naturaleza y otros gauchos. Las voces que resuenan son las cabras, el fuego del brasero, otros animales y las coplas de Juan. La cámara se encarga de capturar imágenes y sonidos. Ideal para espectadores que disfrutan de cierta artística y este tipo de arte.