Milagros de Carretera
Cecilia Atán y Valeria Pivato escriben y dirigen esta pequeña road movie que narra la historia de Teresa (Paulina García), una empleada doméstica de 54 años que ha trabajado toda su vida para la misma familia y que ahora debe trasladarse a San Juan en busca de otro hogar y otras personas a las que cuidar. Pero por esas cosas del destino, el micro en donde viajaba sufre un inconveniente y Teresa pierde el bolso donde guardaba todas sus pertenencias. En su búsqueda, se topa con El Gringo (Claudio Rissi), un vendedor ambulante que nunca ha echado raíces en ningún lado. Juntos emprenden una travesía por el medio del desierto que los llevará a conocer un mundo que jamás creyeron posible.
La película, que ha sido seleccionada para el Festival de Cannes, es un relato sensible que aborda con simpleza y gran corazón la aventura de dos personajes muy distintos, pero cuyas vidas solitarias parecen haber quedado olvidadas en el tiempo. Mientras que Teresa nunca se ha atrevido a salir de su zona de confort en busca de nuevas experiencias, El Gringo no ha hecho más que viajar de aquí para allá con su casa rodante, sin un rumbo fijo. Ambos se han resignado a una existencia carente de sorpresas y a la falta de amor. Sin embargo, ese encuentro inesperado viene a romper todos los moldes y a recordarles que nunca es tarde para comenzar a vivir.
La ópera prima de las argentinas Atán y Pivato, que recuerda un poco a Como Funcionan Casi Todas las Cosas (2015), presenta una fotografía exquisita de los paisajes sanjuaninos, haciendo foco también en el folclore del lugar y el culto a la Difunta Correa. El filme recurre además a algunos flashbacks bien diseminados que introducen al espectador dentro del pasado de Teresa en Buenos Aires y su relación maternal con el hijo de la familia para la cual se desempeñó desde muy joven.
La chilena Paulina García, a quien hemos podido ver recientemente en el thriller La Cordillera de Santiago Mitre, hace una brillante y natural interpretación de esta desesperanzada mujer que logra empatizar con el público desde el minuto uno. Lo mismo cabe decir del enorme Claudio Rissi, que con su carisma y afectuosidad traspasa la pantalla.
La Novia del Desierto es una película sencilla y a la vez profunda y conmovedora. Una caricia dentro de las imponentes cintas argentinas que hemos disfrutado este año.