Mejor solo que mal acompañado
Llega a las salas de nuestros cines La novia (Hebecta, 2017) de Svyatoslav Podgayevskiy, película rusa que nos sumerge en una historia de terror con bastantes aires de suspenso que no logra captar absolutamente nada de los géneros que trata de narrar.
La joven Nastya (Victoria Agalakova) acepta ir al pueblo natal de su novio Ivan (Vyacheslav Chepurchenko) para conocer a su familia. Cuando llega al lugar, se da cuenta que los familiares de Ivan son muy extraños y el lugar está lleno de espeluznantes fotografías. Pese a todo, Nastya se tranquiliza y confía en que pronto se va a casar y será feliz junto a su amado. Pero, su prometido desaparece y ella acaba siendo preparada para una misteriosa ceremonia que debe llevarse a cabo antes de la boda.
El film aborda un acontecimiento que culturalmente es conocido en todo el mundo, el matrimonio, y lo hace desde su mirada más terrorífica o así intenta hacerlo, es decir, cambia el ángulo de visión de esta ceremonia convirtiéndola en una especie de ritual satánico pero lejos está de causar una sensación de terror, angustia o golpe de ofensa a la religión del espectador, sino que termina siendo irrisoria debido a lo poco clara que es en cuanto a su historia y temática.
El guion quiere abarcar en varios trayectos de la película más de lo que puede, como una gran olla de guiso esperando ser llenada de condimentos: empieza a mezclar terror, suspenso, viajes en el tiempo, visiones, y hasta momentos de comedia, que no aportan nada a la trama. Las actuaciones son correctas dentro de una pobre estructura cuyos personajes nunca llegan a desarrollarse completamente y resultan aburridos debido a lo lento y poco claras que son sus motivaciones de vida.
La novia tiene todo el potencial como para destacar en su género con algo tan poco visto en una película de terror como lo es el sagrado matrimonio, pero se queda a medias a los pocos minutos de empezar por lo tedioso e incompresible que es su argumento, demostrándonos que casarse es tan complicando como la vida misma y que muchas veces es preferible, enfocarse en otras cosas.