La novia

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

De Rusia con terror.

El cine ruso mantiene una larga tradición con el cine de género. En él podemos encontrar desde emblemáticas cintas animadas y/o infantiles, adaptaciones de cuentos clásicos; hasta joyas ocultas (y no tanto) del cine de ciencia-ficción.

Si algo caracteriza a este país en la frontera entre Oriente y Occidente, es su particular visión artística: intensa y recargada, sea desde lo arquitectónico, lo pictórico o lo musical.

En el cine también mantiene una propuesta en este estilo. Sus filmes de género suelen llevar el emblema de experimental; desde las temáticas, pero más aún desde lo estético, de las puestas y las técnicas utilizadas.

El cine de Podgayevskiy –de quienes algunos quizás recuerden Queen of Spades del 2015– nos trae una propuesta más tradicional, cercana al terror que nos propone Hollywood en sus formatos estándares, aunque manteniendo el sello de su origen en el tratamiento oscuro y tenebroso de algunas cuestiones que en otras manos hubiesen sido más lavadas.

Fotos del alma:
El guión es sencillo y comienza con una historia de hace mucho tiempo a modo de prólogo. Un fotógrafo acaba de enviudar. Desesperado por la pérdida, intenta practicar un rito para traer el espíritu de su amada de regreso. Determinadas circunstancias hacen que el ritual quede truncado, a mitad del proceso.

Inmediatamente nos trasladamos al presente y conocemos a Nastya (Viktoriya Agalakova), una chica joven que acaba de casarse intempestivamente con Iván (Vyacheslav Chepurchenko), desoyendo a quienes le dicen que hace poco se conocen y que casi no sabe nada de su vida pasada.

Por eso, deciden irse -como suerte de Luna de Miel- al pueblo de la infancia de Iván; todo para que una vez allí comiencen a sucederse los sucesos extraños.

Sí, adivinaron. Ivan es descendiente de la familia del fotógrafo. Nastya conocerá lo que queda de aquella familia sin saber el secreto que ocultan.

Un alma capturada:
La que parece llevar las riendas es Liza (Aleksandra Rebenok), la hermana de Ivan, con dos hijos pequeños.

Nastya entra de inmediato en una buena relación con Liza, en medio de ese pueblo de tradiciones antiguas y colores opacos, como si el tiempo se hubiese detenido ahí.

Sin embargo, comienzan a ocurrir accidentes sin explicación, la conducta de todos es errática, y hasta Iván empieza a no ser el de antes, hasta prácticamente desaparecer. El control de situación de Liza es evidente.

Claro, hay una leyenda que nos dice que al sacarle una foto a un cadáver reciente, se captura el alma en ella. Por eso, los fotógrafos dedicados a eso, le dan a la familia del muerto una foto del cadáver a modo de mantener con ellos su alma. Esta técnica existe y es lo que lleva al afiche a decir que La novia está basada en hechos reales.

En la familia de Iván hay una de esas fotos, pero hay algo más… y es lo que Nastya deberá descubrir.

Un cuerpo para mi mujer:
La novia comienza con esta premisa lo suficientemente original. La idea de estas fotos que capturan el alma es un puntapié interesante para un conflicto a desarrollar en una película de terror.

Pero planteado este esquema, el desarrollo opta por caminos mucho más tradicionales. Si bien se intenta mantener algo de sorpresa, todo lo que irá ocurriendo es obvio y no genera mayor asombro. Se sabe desde el principio que la familia busca un cuerpo joven para el ente que habita ahí dentro y los tortura con su presencia.

Así, Podgayevskiy opta por los recursos habituales del género: golpes de efecto, ritmo altisonante, una puesta más bien medida pero con recursos en una fotografía ocre que inspira temor, tintes de drama, y el clásico enfrentamiento entre la protagonista cándida y el entorno oscuro. Salvo que esta vez, esos recursos ya gastados funcionan más o menos bien.

Conclusión:
Svyatoslav Podgayevskiy presenta en La Novia una historia que pudo haber permitido entregar mucho más de lo que termina ofreciendo. Con todo, cierto rigor formal y un uso correcto de esos elementos ya conocidos, termina por redondear una propuesta aceptable si se adentra con pretensiones moderadas.