"La novia", te veo en el infierno, amor
El joven director ruso Svyatoslav Podgayevskiy, según contó, tuvo como punto de partida para "La novia" un antiguo ritual del siglo XIX concerniente a la preparación de la novia para la boda por parte de su familia política. A eso le sumó el hábito de fotografiar a los muertos como si aún estuvieran vivos pintando sobre los párpados del cadáver los ojos abiertos. Añadió una antigua casa familiar en el campo rodeada de bosques y estuvo listo el contexto para narrar una historia con clima de terror gótico cuya mayor parte transcurre en la actualidad. En el filme no faltan los tópicos del género como puertas que se abren o se cierran, maderas crujientes, oscuridad, bruma, luz de velas y fuerzas malignas que pululan por el caserón sembrando el terror a criaturas inocentes.
El filme comienza en esa casa, en la todavía Rusia zarista, donde se cometió un crimen horrendo. Allí un joven atormentado por la muerte de su esposa, decide probar un ritual para revivirla. Pero el resultado no sale como él esperaba. Salto en el tiempo y ya en la actualidad, la muy ingenua Nastya, acaba de casarse con Ivan, descendiente del hombre que realizó el fallido ritual, aunque ella todavía no lo sabe. Juntos viajan a la destartalada mansión donde Nastya puede ser la nueva víctima.
Con logrados climas de suspenso y bastantes clichés del género, la película avanza hacia un final previsible y deja muchos interrogantes sobre el comportamiento casi inerme de la bella Nastya ante el peligro, y de su débil marido que no termina de decidirse entre ser fiel a su familia o de salvar, como el príncipe de los cuentos de hadas, que también es eso esta película, a la princesa en peligro.