Enamorados de Le Corbusier
Este documental con algo de ficción muestra la Casa Curutchet, de La Plata, diseñada por el arquitecto suizo.
A los 76 años, la artista visual Graciela Taquini, conocida por sus videos experimentales, debuta como directora de un largometraje inclasificable, que ella dio en llamar “docu-comedia”: La obra secreta es una extraña combinación de ficción y documental en torno a la Casa Curutchet, la célebre vivienda diseñada por Le Corbusier en La Plata.
No es casual que una de las piezas arquitectónicas más distinguidas del país ya haya aparecido en el cine argentino como locación de El hombre de al lado, de Mariano Cohn y Gastón Duprat: la dupla de directores ahora se ocupó de la producción -junto a Fernando Sokolowicz-, mientras que el guión es de Andrés Duprat, que iba a dirigirla pero no pudo hacerlo por sus obligaciones como director del Museo Nacional de Bellas Artes. Entonces entró en escena Taquini.
En la película hay tres personajes. Uno es el propio Le Corbusier (Mario Lombard), que hace un recorrido fantasmagórico por las calles de La Plata actual: ese paisaje urbano contrasta con sus ideas y definiciones sobre la arquitectura, recitados por una voz en off en francés. Otro es Elio Montes (Daniel Hendler), un arquitecto obsesionado por la obra del suizo que trabaja como guía de la Casa Curutchet. Y el tercero es la propia casa, que se puede apreciar en tomas fijas y en las visitas guiadas por Elio.
En este último punto radica el mayor valor de La obra secreta, que abre las puertas de esa maravilla y permite admirarla aun a la distancia. La película también ensaya un acercamiento a los postulados de Le Corbusier, pero ahí -como en la historia de Montes- se queda a mitad de camino, porque tanto las explicaciones del guía como las frases del suizo parecen dirigidas a iniciados. Y entonces los parlamentos se vuelven tediosos, inasibles, más allá de algunas chispas con el sello humorístico de Cohn-Duprat (atención a las fotos del final con epígrafes en francés).