Luego de un 2018 con muchos estrenos comerciales nacionales, nos encontramos transitando un 2019 con un panorama diferente y sin la misma cantidad de “tanques” que el año pasado. Hasta ahora la única excepción era El cuento de las comadrejas de Campanella, pero esta semana llega a los cines La Odisea de los giles, la nueva película de Sebastián Borensztein basada en la novela La noche de la usina de Eduardo Sacheri y que cuenta con guión en conjuntó del propio director y del autor de la novela.
Decir que estamos frente a la mejor película nacional del año puede estar influido por el contexto en cuanto a la poca cantidad de estrenos que recién mencionamos, pero fuera de esto, realmente nos encontramos con una película muy divertida y con un elenco de lujo.
La trama es divertida y angustiaste por igual: En un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, un grupo de habitantes decide armar una cooperadora para reabrir una acopiadora de granos y generar más empleo. Para eso juntan dinero -en dólares- y lo depositan en el banco de la ciudad más cercano. Todo parece que va a ir bien, pero no, ya que esto transcurre en el 2001 apenas unos meses antes de la crisis. Pero los “giles” no se van a quedar de brazos cruzados ya que descubren que hubo toda una tramoya entre el banco – que los impulsó a depositar el dinero en vez de dejarlos en una caja fuerte- y un abogado que, sabiendo lo que se avecinaba, compró todos los dólares a disposición, sus dólares y por eso intentarán recuperar lo que es suyo.
El elenco coral está compuesto por los Darín (Ricardo y el Chino), Verónica Llinás, Luis Brandoni, Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Marco Antonio Caponi, Guillermo Jacubowicz, Alejandro Gigena y Rita Cortese, como nuestros justicieros, mientras que el papel del villano está a cargo del colombiano Andrés Parra (Pablo Escobar en la serie El patrón del mal).
Desde el principio el espectador empatiza con los personajes y su lucha llevada a cabo desde la plena ingenuidad y torpeza con escenas repletas de humor, pero también con el drama necesario para alejar la historia de la simple vulgaridad y demostrar la verdadera motivación de cada personaje. Como toda película de comedia nacional no prescinde de Luis Brandoni tirando sus típicos insultos al aire y si bien esta ambientada en una época fuertemente ligada a la política no se aferra a ello como una crítica – a pesar de ver a Cavallo en pantalla- sino que simplemente se utiliza para darle un contexto bien real a la historia. Sin embargo, si podemos ver un pequeño juego político con los personajes de Brandoni y Aráoz que reflejan sus ideologías radicales y peronistas.