La odisea de ser argentino
Por Denise Pieniazek
“Quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón”
“Tragicomedia de Calisto y Melibe”/“La Celestina”( S.XV), Fernando de Rojas .
Ha llegado a las salas argentinas La Odisea de los Giles (2019) la nueva película del director y guionista Sebastián Borenzstein (La suerte está echada, Un cuento chino y Kóblic) basada en la novela “La noche de la usina” de Eduardo Sacheri (“La pregunta de sus ojos”) quien es también co-autor del guión de esta transposición literaria al cine. En La Odisea de los Giles, Borenzstein vuelve a ahondar en un periodo particular de la historia argentina. Así como en su filme anterior, Kóblic (2016) el trasfondo de la historia concernía a la dictadura militar (1976-1983), en esta ocasión el relato se centra en la crisis económica del 2001 y en el llamado popularmente “corralito”.
EnLa Odisea de los Giles, cuyo título cabe destacar es uno de sus mayores aciertos, algunos habitantes del pueblo Alsina se han asociado en una pequeña cooperativa inversora ideada porFermín Perlassi (Ricardo Darín) y Antonio Fontana (Luis Brandoni) para hacer resurgir la cerealera llamada “La Metódica”. El conflicto del relato se presenta debido a que el dinero que han recaudado para dicho emprendimiento se ve afectado por “el corralito”. En consecuencia, además del agujero económico que esto representa para los integrantes de la cooperativa, dicha crisis ocasiona problemas emocionales y psicofísicos, principalmente en uno de los protagonistas, Perlassi.
Todos éstos “giles” asociados victimas del sistema económico, político y bancario argentino deciden emprender un robo para recuperar lo que les fue quitado injustamente, en consecuencia, crearán un plan tan metódico como el nombre del proyecto que ha sido truncado. Para que los “buenos” puedan intentar vencer al sistema, el relato necesita anclar la responsabilidad en un solo villano y éste es representado en el personaje de Manzi, el cual encarna el más estereotipado malvado, pero desde la comicidad y caricatura, como así también desde lo desagradable. En consecuencia, este relato resulta narrativamente clásico al establecer una clara dicotomía entre buenos y malos, al igual que el resto de la narración, la cual por ende resulta entretenida pero poco sorprendente.
Como dice el refrán popular debido a que “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón” los integrantes de la cooperativa compuesta principalmente por los personajes de Ricardo Darín, Luis Brandoni, Rita Cortese, Daniel Araoz, Carlos Belloso, Marco Antonio Caponi y Chino Darín componen este elenco coral que emprenderá la venganza colectiva, la cual no sólo es personal sino que también atañe a las dos clases sociales –clase media y clase baja- que cada uno de estos protagonistas encarna. En dicho sentido, uno de los aspectos más interesantes del filme es que sutilmente se alude a otros periodos de la historia argentina, exponiendo la relación entre la sucesión de los acontecimientos pasados con los del presente del relato. Por ejemplo, el personaje de Carlos Belloso es un excombatiente de la guerra de las Islas Malvinas. Asimismo, a través del personaje de Daniel Araoz se mencionan las consecuencias de las privatizaciones de los años 90´s, particularmente el “olvido” de ciertos pueblos porque el tren ya no pasa por allí. Cada personaje encarna en cierta forma un fragmento de la historia reciente del país. Además, la subestimación es uno de los temas centrales de la película y puede verse tanto a nivel general como particular. En el plano general, todos los emprendedores de la cooperativa, los llamados “giles” son subestimados por el sistema. Por otro lado, respecto a lo particular el personaje de Carmen Lorgio (Rita Cortese) subestima constantemente la capacidad de su hijo (Marco Antonio Caponi).
Si bien por momentos el personaje de Perlassi, uno de los “héroes” de la historia, remite por los aires de rebelión contra el sistema y sus injusticias a otro personaje previo de Darín, aquel “bombita” de Relatos Salvajes (2014), también producida por K&S films. Es pertinente mencionar que tanto él como todos los otros personajes son más que convincentes, es un elenco coral parejo y más que verosímil en sus interpretaciones. El personaje de Luis Brandoni con sus parlamentos anarquistas funciona como el “personaje delegado”, pues es el encargado de impartir la tesis social que el universo diegético compone.
Luego de mencionar los aspectos positivos de La Odisea de los Giles, hay que justificar porqué se ha dicho anteriormente que carece de sorpresa, aunque es una película más que digna y correcta. En principio, es muy tradicional en cuanto a las reglas del género, y lamentablemente subestima al espectador al explicarse demasiado a través de la voz off de Perlassi. Incluso al comienzo del largometraje se explica el significado de la palabra del lunfardo “gil” quitándole potencia al relato, aunque se puede concluir que quizás sea porque se apunta a una distribución internacional de La Odisea de los Giles. De todas formas, el recurso de la voz off y lo que ésta va enunciando no resulta orgánico o reitera lo que ya es absorbido por el espectador en el otro plano estructural del relato. A su vez, este recurso del narrador en primera persona es un cambio que se ha decidido en la transposición debido a que en la novela el plan no era explicitado.
En conclusión, La Odisea de los Giles es sin dudas notable dentro de la producción nacional actual y, por ende, merece ser vista en una sala de cine por la seriedad de su propuesta, así como también por su desempeño formal y estético. Como en toda odisea estará presente la adversidad, pero también los triunfos, y el espectador podrá pasar de la angustia a la risa constantemente. Es un relato entretenido en donde la “argentinidad” está todo el tiempo presente en cada uno de los personajes de este microcosmos en donde queda claro que la codicia y deshonestidad está presente en todos los estratos sociales y que tal como enuncia Perlassi “el conocimiento es poder”.