La nueva película de Sebastián Borensztein (Un cuento chino) presenta una gran adaptación de la novela de Eduardo Sacheri, La noche de la Usina, a través de una sólida combinación entre la comedia costumbrista y el cine de género.
El director desarrolla el relato dentro de una de las ramas más populares de la temática policial, como es la denominada Heist Movie, donde el foco del conflicto está puesto en la organización de un gran robo, que por lo general no está exento de numerosas complicaciones.
De hecho, los protagonistas de este relato conciben su plan inspirados por el clásico de William Wyler, Cómo Robar un millón (1966), con Audrey Hepburn y Peter O´Toole, que tiene un lindo homenaje en esta producción.
Si bien la temática es familiar, debido a los centenares de antecedentes que existen, la impronta autóctona que le aportan el director y el reparto genera que la película se disfrute de un modo muy especial.
El gran golpe en este caso esta orquestado por un grupo de personajes que reúnen todos los arquetipos tradicionales de la idiosincrasia local y de alguna manera redimen el concepto tradicional que tenemos del gil.
Una particularidad interesante de este film para quienes hayan leído la novela de Sacheri es que el relato de Borensztein mantiene el espíritu de la obra original y los vínculos entre los personajes, pero el conflicto se desarrolla de un modo diferente con un mayor hincapié en el suspenso.
Una trama que tiene como telón de fondo la crisis del 2001, que pese a que tuvo un contexto muy diferente no está tan alejada de muchas situaciones que se viven en la actualidad.
Es justo reconocerles a Ricardo Darín y su hijo, los productores principales del proyecto, el excelente casting que reunieron con el director.
Cada actor fue escogido para el rol adecuado y a lo largo de la historia todos llegan a tener sus momentos destacados.
Sobresalen especialmente la química que tiene Darín padre con Luis Brandoni (quienes no trabajaban juntos desde la serie de televisión de los ´90, Mi cuñado) y la dupla que conforman Daniel Aráoz con un gran Carlos Belloso a cargo de un rol que era ideal para él.
La sorpresa de esta película la brinda un irreconocible Andrés Parra, el artista colombiano famoso por su interpretación de Pablo Escobar en la telenovela El patrón del mal.
En este caso se destaca en el rol de villano con un personaje muy argentino donde hizo un gran trabajo con el acento local.
La odisea de los giles aporta un entretenimiento muy ameno que le hace justicia a esos personajes entrañables que creó Eduardo Sacheri en su obra y se gana con creces su recomendación.