La odisea de los giles es la nueva película del destacado director de cine y guionista argentino Sebastián Borensztein, realizador de series míticas como El garante, La condena de Gabriel Doyle o Tiempo final, y de las películas La suerte está echada, Un cuento chino y Koblic, producciones en donde muestra una variante tanto genérica como en lo referido a temáticas, pero que se pueden unificar, principalmente si nos apoyamos en sus largometrajes, donde Borensztein siempre juega con las formas de ser y hacer del hombre/mujer promedio argentino, sus conductas, su pensamiento y su sentido de la moralidad. En esta ocasión se basó en la novela del escritor Eduardo Sacheri La noche de la usina, publicada en 2016. Al margen de la categoría del cineasta en cuestión, uno de los fuertes atractivos de esta nueva película argentina es la considerable suma de actores que forman parte de su reparto, desde Ricardo Darín, Luis Brandoni y Rita Cortese, a Daniel Aráoz, Verónica Llinás o Carlos Belloso.
En La odisea de los giles la acción se ambienta en el 2001, agosto de 2001, para ser exactos, época previa a una de las mayores crisis que afectaría a la Argentina; aquél fatídico 19 de diciembre de 2001. El proyecto comienza a partir de un sueño del ex-jugador de fútbol Fermín Perlassi (Darín), quién desea reactivar un viejo negocio, para lo cual en un principio comenta la idea a su esposa (Llinás) y a su viejo amigo Antonio Fontana (Brandoni). Tras juntarse con el dueño del lugar en cuestión, y notar que el precio que pide está por encima de lo previsto, decide convencer a los vecinos del pueblo de Alsina de armar una cooperativa, reunir el dinero, y de esa forma poder cerrar el negocio. Todo marcha en la forma esperada, hasta que Fermín es engañado por un gerente del banco, en la antesala de la dura crisis de diciembre del 2001 y el famoso «corralito», que truncó proyectos y sueños de infinidad de argentinos. La indignación se esparcirá por todo el pueblo de Alsina, y cada vecino que hizo su aporte correspondiente no tardará en reclamar. Sumado a todo este contexto frustrante, desesperanzador, Pelassi sufrirá un accidente que lo pondrá al borde de la muerte. Tras su recuperación y mediante una información obtenida por Fontana, gran parte de los miembros de la cooperativa deciden organizarse y configurar un plan para recuperar lo perdido, aunque en un principio suena una idea un tanto alocada.
Basándose en la novela de Sacheri y lo acontecido en aquel agobiante diciembre de 2001, Borensztein logra un largometraje efectivo, sumamente entretenido y que invita a la reflexión, apoyándose en la concepción y forma de ser del argentino promedio, con sus pro y sus contras, características y ambigüedades, logrando sostener una concatenación con sus producciones anteriores, lo cual lo coloca en una impronta indiscutible, sosteniéndose firme como uno de los grandes cineastas argentinos de la actualidad. Las actuaciones son también elementales para el logro en conjunto, no solo de los seis mencionados (Darín, Brandoni, Cortese, Araoz, Llinás, Belloso) sino de algunos menos conocidos como Andrés Parra, Marco Antonio Caponi o Ailín Zaninovich, sin pasar por alto al Chino Darín. El guión, trabajado por Borensztein y Sacheri en conjunto, funciona a la perfección, dando una fluidez acérrima a las casi dos horas de metraje, alternando momentos dramáticos y cómicos de manera precisa, demostrando la categoría de sobra del realizador argentino a la hora de entrecruzar géneros. Por otro lado, intercala con la temática Robos y atracos, en este caso con un tono más nacionalista, y siempre girando en torno al concepto del «Gil», la viveza criolla, y la oposición entre el hombre honesto, y aquél que no tiene escrúpulos. Entre lo pocos puntos a cuestionar del filme, encuentro una sensación extraña con el desenlace, percibiendo algún exceso en las resoluciones, que parece siempre aparecer en gran cantidad de cintas argentinas, y un mensaje final de corte optimista, que forma parte de la ideal global de La odisea de los giles, pero que no termina de resultarme del todo convincente.