Una historia con ritmo y toques de justicia
El film está basado en el libro "La noche de la usina", de Eduardo Sacheri, y protagonizado por Ricardo Darín, Luis Brandoni y Verónica Llinás.
"Donando sangre al antojo de un patrón, por un misero sueldo. Con el cual no logro esquivar el trago amargo de este mal momento, mientras el mundo, policía y ladrón, me bautizan sonriendo: ‘gil trabajador’”. Así describía una canción de la banda Hermética al honrado, al que se levanta todos los días a ganarse el pan con la conciencia tranquila.
El que siempre es estafado o “ventajeado” por algún vivo de su barrio, autoridad, institución o político de turno. Y de esos “giles” se trata esta historia de aventuras que cuenta Sebastián Borensztein. “La odisea de los giles” está basada en el libro “La noche de la usina”, de Eduardo Sacheri, escritor prolífico del que ya se adaptaron para la pantalla grande dos novelas más, “Papeles en el viento” y la ganadora del Oscar a mejor película extranjera.
“El secreto de sus ojos”. Sacheri parece entender perfectamente al argentino contemporáneo, y, además de tener gran pluma e imaginación a la hora de crear mundos, conoce la calle, la percibe y la transcribe de manera excepcional y alejado de encriptaciones innecesarias. Es por ello que sus relatos son fácilmente llevados al cine nacional de forma masiva y disfrutable.
Todo comienza con el proyecto de Fermín Perlassi (Ricardo Darín), dueño de una estación de servicio, junto a su esposa (Verónica Llinás) y su amigo Fontana (Luis Brandoni), que viven de forma humilde en el pueblo bonaerense de Alsina. Los tres convencen a un grupo de vecinos (Rita Cortese, Carlos Belloso, Marco Antonio Caponi, entre otros) para asociarse y crear una cooperativa agrícola, para no sólo mejorar su situación, sino también darle trabajo a muchas personas.
El problema es que lo planean a fines de 2001. Sus ahorros desaparecieron por una estafa realizada por un abogado del pueblo junto al gerente del banco de la ciudad, que contaban con información de lo que estaba a punto de desencadenarse en Argentina. Cuando se enteran de la estafa, se organizan y arman un plan para recuperar lo que les pertenece. La historia comienza con gran ritmo, pero con el correr de los minutos -dura 120 minutos- le juega en contra y a pesar de que no se perciben escenas de relleno, no termina de cerrar de manera eficiente.