Brad Anderson explota el género y convierte el guión en una pesadilla
El miedo a la oscuridad es uno de los miedos más primitivos de la humanidad, y cuando Detroit quede sumergida en un inexplicable apagón, sus habitantes se convertirán en sombras que van desapareciendo lentamente. Al llegar el amanecer permanecerá en la ciudad un reducido grupo de personas sobrevivientes de ese cataclismo que se hallarán entre pilas de ropas sin cuerpos, coches abandonados y comercios transformados en siniestras ruinas. Apenas cuatro jóvenes lograron pasar la terrible noche y sus caminos se cruzarán en un bar venido a menos cuyo generador a base de gasolina y sus reservas de comida y bebidas lo convierten en el último refugio de esa ciudad desierta.
Con la receta de los variados elementos de los thrillers apocalípticos que la cinematografía norteamericana sabe explotar con contundencia, el director Brad Anderson, que tiene en su haber varios films de similar temática, logró aquí su propósito de convertir en una pesadilla un acertado guión que, a veces con innecesarias repeticiones, acierta en su propósito de transformar la historia en tensión que atrapará a los seguidores de este género.
El elenco, encabezado por Hayden Chistensen, John Leguizamo y Thandie Newton, aporta solvencia a los momentos más terroríficos del film. La trama está también acertadamente dosificada sobre la base de una impecable fotografía y de una música que apuntala los momentos de suspenso, que son muchos.