Pocos son los aciertos de “La oscuridad”, título local de “Vanishing on 7th street”. El filme cuenta sobre una misteriosa y profunda oscuridad que llega a una ciudad. La gente de allí ha ido desapareciendo: los cines y centros comerciales se han vaciado; los hospitales y las calles están desiertos. Sólo quedan vestigios de vida reciente y, por alguna razón absurda, un puñado de sobrevivientes. Estos son un joven periodista (Hayden Christensen), una enfermera (Thandie Newton), un operador de cine (John Leguizamo) y un niño; los cuatro desconocidos coincidirán en una taberna abandonada e intentarán subsistir, comprendiendo de a poco el mal que los acecha. Aparentemente, el estar bajo un haz de luz los salva del peligro, y el generador que tienen en la taberna los ayuda a sobrevivir, pero es poco el tiempo que les queda.
No logra real trascendencia esta cinta de pretendido terror. El mal que aqueja al lugar no logra constituirse muy claramente más que una sombra, y el guión no se toma el trabajo de dar algún tipo de explicación del fenómeno. Por otro lado, los personajes principales tampoco resultan de lo más atractivos: es difícil sentir pena o empatía por ellos, porque poco se sabe de sus vidas y sus pesares o conflictos, por lo que es arduo para el espectador comprometerse afectivamente con estos y queda la sensación de que da lo mismo lo que vaya a pasarles.
Ni siquiera el afiche presentado para este país logra ser atractivo: parece un diseño hecho a las apuradas, con la imagen de uno de los afiches originales dispuesto a la izquierda... ¡un desastre!
A pesar de tener un buen arranque (algunos pocos minutos del comienzo) la peli no encuentra un rumbo que logre interesar, y se producen situaciones poco originales y previsibles. Si bien, al menos, no es aburrida y permite un breve entretenimiento, queda la sensación de no haber visto nada... Nada nuevo…