¿Dónde está la gente?
En un instante, la humanidad desaparece, y en cuestión de horas cuatro sobrevivientes logran agruparse para mantenerse vivos en este aparente Apocalipsis.
Un apagón inexplicable sumerge a Detroit en el caos total y los habitantes quedan a merced de una fuerza oscura que se esparce para sembrar el terror. Este es el punto de partida de La oscuridad, la película de Brad Anderson (recordado por El maquinista) que tiene una premisa similar a El final de los tiempos y a una vieja película de tevé, ¿Y...dónde está la gente?.
Lo que deja La oscuridad son pilas de ropa sin cuerpos, coches abandonados y una ciudad desierta donde se dan cita cuatro personajes: un periodista (Hayden Christensen); una madre (Thandie Newton) que busca desesperadamente a su bebé; un proyectorista de cine (un sobreactuado John Leguizamo) que explica el horror a través de mundos paralelos y bacterias, y un niño desprotegido (Jacob Latimore).
La película de Anderson tiene un buen comienzo (personajes que sólo están a salvo en la luz) que se desmorona con el correr de los minutos como consecuencia de sus acciones reiteradas (en lugar de zombies u otras presencias monstruosas aparecen sombras que atrapan a sus víctimas) y de su escaso suspenso.
Todo se vuelve tedioso en una trama que avanza sin nervios entre luces parpadeantes y tubos de neón hasta el desenlace ambientado en una Iglesia, donde sólo se perciben las luces de las velas. Aunque un generador de energía puede convertirse en la única esperanza de estas "presas", las expectativas que había al inicio se apagan inexorablemente. Y el espectador también corre peligro.