Dark was the night
La idea del Apocalipsis (o el post) siempre me resulto interesante. Las diversas variantes que existen con zombies, vampiros, extraterrestres, y otras yerbas (asesinas) generalmente tenían una entidad física a la cual temer y de la cual resguardarse. La oscuridad en este aspecto, con su intangibilidad y omnipresencia, es una agradable variación.
Porque regala dudas constantemente ¿Que será esta devoradora negrura llena de voces? ¿Qué existe en su interior? ¿Fantasmas?
La película comienza en el cine (oscuridad en donde los amantes de este arte nos sumergimos) para mostrarnos el primer ataque de estas tinieblas. Luego nos ira mostrando los escasos sobrevivientes que por diversas circunstancias confluyen en un bar de la séptima calle (el titulo original es Vanishing on 7th Street), un conductor televisivo con actitud de supervivencia a cualquier costo (Hayden Christensen), un niño que estaba en ese mismo bar cuando la oscuridad se los llevó a casi todos, una enfermera que perdió a su hijo y que cegada lo busca desesperadamente, y por último, se sumara el proyectorista del cine donde dio comienzo el relato.
No tenía grandes expectativas con este film y ver al insípido Christensen como protagonista no sumaba en lo más mínimo. Pero con el correr de los minutos (y a pesar de la inconsistencia de ciertas circunstancias) la idea de la luz como última esperanza, siempre frágil y de tenue protección (la noche cada vez se extiende más, el día se hace más corto), me fue conquistando.
Esto se potenció además por el detalle de la reclusión en el bar. La opresión se acrecienta (ni hace falta citar grandes películas de encierro como Enigma de Otro Mundo de Carpenter o La Niebla de Darabont) para angustiarnos y sentir realmente que no existe ninguna posibilidad de supervivencia. La sensación de que nadie parece estar a salvo es determinante.
Lo que uno no puede pasar por alto es el aditamento religioso ¿Es que acaso el infierno se liberó en la tierra? ¿O quizás Dios decidió reiniciar el mundo?.
La lucha entre oscuridad y luz, conjuntamente con un par de circunstancias cercanas a la desenlace parecieran sugerir alguna de estas ideas.
Puede que se desdibuje la trama a medida que avanzan los minutos, aun así, no deja de intrigarnos que va a suceder y la eterna duda de porque esta sucediendo.
También que el director no abuse del gore burdo y sin sentido (y sin divertimento), que no se escude solo en golpes de efecto y que de prioridad a la construcción de los momentos de tensión es algo que viene bien en estos tiempos de palo, corte, y a la bolsa.